Respuestas
Respuesta dada por:
8
La libertad completa de un país se compone en realidad de tres tipos de libertades: las civiles, que se refieren al imperio de la ley, la libertad de transito, libertad de expresión, libertad de prensa, etcétera. Las económicas, referidas a un sistema bancario autónomo, un mercado regido por las leyes de la oferta y la demanda, libertad para enajenar y poseer bienes, etc. Y finalmente las políticas, referidas a elecciones limpias, sufragio universal, respeto al voto, división de poderes, autoridades electorales independientes, etc.
Es en esta última libertad, la política, donde entra la democracia. Por eso es necesario agregarle a la palabra democracia, el adjetivo de “participativa”.
No hay lugar para espectadores, en este campo de juego no hay gradas, todos somos parte del equipo y el que no participe no tiene derecho a quejarse de nada, ni tendrá derecho al premio.
El pensamiento político es un amplio arcoiris que abarca desde los comunistas y socialistas, por una parte, hasta los conservadores y anarquistas o libertarios, por la otra, con una gran diversidad de matices en el centro. Los ciudadanos que favorezcan cualquiera de estas filosofías políticas demostrarán ser amantes de la democracia con su respeto a los derechos de los demás y sus esfuerzos para promover un consenso nacional basado en las leyes y el orden. En el otro extremo, los regímenes enemigos de la democracia podrán utilizar para sus propios fines cualquiera de estos matices del arcoiris polítarco iris una pantalla que oculte sus verdaderos propósitos de poder con el fin de preservarlo indefinidamente a cualquier costo.
Por consiguiente, la autenticidad de una democracia no depende de la izquierda, el centro o la derecha, de los comunistas, los libertarios o cualesquiera otros, sino del respeto a los derechos inalienables de los demás bajo un régimen que se ajuste a la ley para aplicar la justicia. Su progreso se calculará a su vez por la medida de descentralización del gobierno en aplicación del principio de subsidiariedad.
La Democracia Participativa emerge del orden social y político como un paso más de la sociedad que trasciende el mecanismo de la Democracia Representativa. Podemos concebir a una democracia participativa auténtica cuando ha aprendido a manejar esos mecanismos de representación como un agente interactivo de participación ciudadana en el proceso de tomar decisiones. El principio de subsidiariedad se aplica así a todo progreso real que logre la democracia representativa hacia las metas de descentralización y participación.
Es además una práctica porque en muy diversas democracias del mundo existen ya mecanismos participativos que permiten que, precisamente, el pueblo asumido como ciudadanía contribuya a la mayor eficacia y legitimidad de las acciones de sus gobiernos y congresos. Ello es así, por ejemplo, mediante la puesta en práctica de mecanismos de consulta como el referéndum y el plebiscito, o bien de procedimientos de decisión como la iniciativa ciudadana legislativa o los presupuestos participativos gubernamentales.
En la raíz de este concepto está el de la soberanía popular que establece que el poder público dimana del pueblo soberano y que toda institución se establece en su beneficio, siendo que el propio pueblo tiene en todo momento el derecho de cambiar su forma de gobierno.
la Democracia Participativa es una aspiración, un anhelo, una utopía realizable. Aquella que indica que en nuestro Estado y país es posible trabajar por una forma de gobierno que tienda a borrar la distancia entre gobernantes y gobernados. Esa distancia que tanto daño ha hecho a nuestras instituciones, a nuestro desarrollo político y a nuestra cultura política, en suma: a nuestra democracia.
Una aspiración por la que vale la pena esforzarse. La misma aspiración que desde hace doscientos y cien años ha guiado nuestra esperanza por un país justo, libre y democrático, es decir: alegre.
Es en esta última libertad, la política, donde entra la democracia. Por eso es necesario agregarle a la palabra democracia, el adjetivo de “participativa”.
No hay lugar para espectadores, en este campo de juego no hay gradas, todos somos parte del equipo y el que no participe no tiene derecho a quejarse de nada, ni tendrá derecho al premio.
El pensamiento político es un amplio arcoiris que abarca desde los comunistas y socialistas, por una parte, hasta los conservadores y anarquistas o libertarios, por la otra, con una gran diversidad de matices en el centro. Los ciudadanos que favorezcan cualquiera de estas filosofías políticas demostrarán ser amantes de la democracia con su respeto a los derechos de los demás y sus esfuerzos para promover un consenso nacional basado en las leyes y el orden. En el otro extremo, los regímenes enemigos de la democracia podrán utilizar para sus propios fines cualquiera de estos matices del arcoiris polítarco iris una pantalla que oculte sus verdaderos propósitos de poder con el fin de preservarlo indefinidamente a cualquier costo.
Por consiguiente, la autenticidad de una democracia no depende de la izquierda, el centro o la derecha, de los comunistas, los libertarios o cualesquiera otros, sino del respeto a los derechos inalienables de los demás bajo un régimen que se ajuste a la ley para aplicar la justicia. Su progreso se calculará a su vez por la medida de descentralización del gobierno en aplicación del principio de subsidiariedad.
La Democracia Participativa emerge del orden social y político como un paso más de la sociedad que trasciende el mecanismo de la Democracia Representativa. Podemos concebir a una democracia participativa auténtica cuando ha aprendido a manejar esos mecanismos de representación como un agente interactivo de participación ciudadana en el proceso de tomar decisiones. El principio de subsidiariedad se aplica así a todo progreso real que logre la democracia representativa hacia las metas de descentralización y participación.
Es además una práctica porque en muy diversas democracias del mundo existen ya mecanismos participativos que permiten que, precisamente, el pueblo asumido como ciudadanía contribuya a la mayor eficacia y legitimidad de las acciones de sus gobiernos y congresos. Ello es así, por ejemplo, mediante la puesta en práctica de mecanismos de consulta como el referéndum y el plebiscito, o bien de procedimientos de decisión como la iniciativa ciudadana legislativa o los presupuestos participativos gubernamentales.
En la raíz de este concepto está el de la soberanía popular que establece que el poder público dimana del pueblo soberano y que toda institución se establece en su beneficio, siendo que el propio pueblo tiene en todo momento el derecho de cambiar su forma de gobierno.
la Democracia Participativa es una aspiración, un anhelo, una utopía realizable. Aquella que indica que en nuestro Estado y país es posible trabajar por una forma de gobierno que tienda a borrar la distancia entre gobernantes y gobernados. Esa distancia que tanto daño ha hecho a nuestras instituciones, a nuestro desarrollo político y a nuestra cultura política, en suma: a nuestra democracia.
Una aspiración por la que vale la pena esforzarse. La misma aspiración que desde hace doscientos y cien años ha guiado nuestra esperanza por un país justo, libre y democrático, es decir: alegre.
Avliam03:
gracias
Preguntas similares
hace 7 años
hace 7 años
hace 7 años
hace 9 años
hace 9 años
hace 9 años
hace 9 años
hace 9 años