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Respuesta:
EL IMPERIO romano se fractura con la irrupción, en una serie de sucesivas oleadas, de los
pueblos germanos procedentes del este: ostrogodos,
visigodos, alamanes, francos, burgundios, anglos,
jutos, sajones, lombardos… Todos ellos rompen la
antigua unidad y crean distintos reinos, muchas veces geográficamente inestables debido al empuje de
otros invasores (como los hunos, cuyo principal jefe, Atila, no sería definitivamente derrotado hasta
el año 453), fundiendo sus formas de civilización
con las tradiciones regionales preexistentes. Los nuevos reinos conocerán un largo periodo de evangelización que dibujará un nuevo mapa europeo de Estados independientes pero unidos por la adopción
del cristianismo como religión común a todos ellos,
dado que a su ingreso en Occidente ya se había producido una simbiosis entre el gobierno imperial y
las autoridades de la Iglesia oficial.
Los pueblos germanos fueron, en efecto, encontrando su lugar de acomodo en las viejas provincias romanas: los visigodos, los suevos y los vándalos (estos últimos por breve tiempo antes de
pasar a África) se instalaron en España, los anglos,
los jutos y algunos grupos sajones ocuparon Inglaterra, los francos y burgundios se establecieron
en Francia. Italia conoció primero el dominio de
los ostrogodos y más tarde el de los lombardos.
Alemania fue ocupada por diversos pueblos, como sajones, suabos, bávaros y alamanes. Por su
parte, una nueva oleada de pueblos procedentes