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Asistimos en estos días a un escenario sin precedentes. Nos encontramos inmersos en una tremenda crisis sanitaria, social y económica desencadenada por una epidemia de un virus previamente desconocido. Sin embargo, otro virus que se transmite de manera más rápida nos afecta aún más gravemente: la histeria colectiva. Estos días son inmejorables para estudiar los comportamientos sociales y la gestión de las emociones en las sociedades industrializadas modernas.
Partiendo de un hecho claro, una epidemia que se extiende por el mundo, la mayoría de las personas y los países empiezan a caer presos del pánico. ¿Es posible conocer la verdadera dimensión del problema? La realidad virtual oculta la realidad real e impide que ésta se conozca.
Para empezar, es imprescindible hacer una aproximación objetiva mediante datos contrastados. Por ello es importante usar fuentes fidedignas (las cifras mencionadas serán de la página web de la Organización Mundial de la Salud referidas a 2018 y 2019). Desde el inicio de la pandemia, hace unos cuatro meses han muerto 175.000 personas con coronavirus, según el informe del 23 de abril de 2020 de la OMS. En ese mismo tiempo han fallecido en el mundo alrededor de 15 millones de personas por otras causas. Podría argumentarse que ha habido un número relativamente pequeño gracias a las medidas tomadas o por el contrario afirmar que se ha sobredimensionado la importancia de esta pandemia. Entre ambos extremos estará la realidad. Con los datos que tenemos es difícil saber de cual de ambas posibilidades estará más cercana.
Habitualmente estamos sufriendo diversas pandemias, algunas estacionales como la gripe, que aparece cada invierno y mata a entre 290.000 y 650.000 personas al año, según el nivel de virulencia; y otras que son perennes como la tuberculosis (10 millones de enfermos y 1,5 millones de muertos al año), el SIDA (38 millones de infectados y un millón de muertos) o el paludismo (228 millones de enfermos y casi medio millón de fallecidos, el 70% menores de 5 años).
Con otras causas de mortalidad no infecciosas, la OMS también utiliza el término de pandemia, como con las enfermedades cardiovasculares (18 millones de muertos anuales) o el cáncer (10 millones de muertos) o el tabaquismo (8 millones de fallecidos a los que hay que añadir 1,2 millones de muertes de fumadores pasivos). Si dedicamos todos los esfuerzos a combatir al coronavirus y desviamos todos los presupuestos a ello, abandonamos lo demás con graves consecuencias. Aumentará notablemente la mortalidad por esas otras causas. Viendo las cifras quizás pudiéramos hacer un análisis más racional. La actual pandemia es un problema importante de salud pública, pero no el único y no se deben abandonar todos los demás.
ESPERO TE AYUDE:)