Una franquicia del sector agropecuario tiene la siguiente dificultad: cuando desean ordeñar las vacas, deben ingresar una a la vez al hato lechero, pero solo las más antiguas lo hacen de forma ordenada, las demás no. Por eso deciden llamar a nuestra empresa, en donde, después de visitar la granja nos envían la idea más apropiada para solucionarlo:
La idea que se les ocurre es instalar una serie de puertas antes de la principal para que se organicen de la siguiente manera:
1. Primero, cuando las vacas deban ingresar encontraran tres (3) puertas, por cada puerta sólo cabe una a la vez.
2. Luego de unos cuantos metros adelante, encontraran sólo dos (2) puertas, por cada puerta sólo cabe una a la vez.
3. Por último, otros tantos metros adelante, se encuentra la puerta principal en donde sólo cabe una vaca a la vez.
Alguien me ayuda a hacer ese circuito :(?
Respuestas
Respuesta:
Con independencia de coyunturas macroeconómicas, ( es fácil decir ahora que las unidades propias pesan y era fácil decir que eran fantásticas hace tres años), lo cierto es que el discurso más alla de cuentas de explotación por debajo de la linea de EBIDTA, ( donde la ecuación de cambio riesgo contra margen tiene sus partidarios y detractores), tiene para muchos franquiciadores un «cariz personal», un matiz de lo que es propio en «propiedad» (unidades propias) y de «lo que no» (unidades franquiciadas) y lo cierto como comentaba el multifranquiciado de nuestra mesa es que en ese punto la diferencia lo es exclusivamente de matiz, subliminal si se quiere. La gente cuando habla de una enseña no tiene ni idea de que centros son propios y cuales franquiciados, y es más, probablemente no les interese, ellos están en la segunda esfera de la franquicia, la de los clientes y la venta final, ( que es la que paga la fiesta) , la primera esfera, la de la relación franquiciador / franquiciado esa les pilla completamente sin cuidado.
Lo cierto es que con independencia de opiniones y estrategias, cuando el viento de la economía sopla a favor las unidades propias son fantásticas ( no tanto su rentabilidad en relación al riesgo de su inversión), pero cuando no, no solo es cierto que los que no las tienen sobrellevan la circunstancia mucho mejor y en consecuencia tienen más cintura y recursos para ayudar a los franquiciados, sino que los que llenaron sus arcas en las vacas gordas casi nunca consiguen haber «ganado/ahorrado» los recursos suficientes como para resistir. ( no hace falta que señale a nadie con el dedo, los ejemplos están en la mente de todos).
Que cada cual haga su reflexión personal sobre ello. Estratégicamente en franquicia el tema no solo lo merece sino que puede ser una cuestión de supervivencia