Imagina que eres un/a reportero/a de los EE.UU ( por lo tanto no viste la guerra llevarse a cabo en tu país) y te envian Europa, al campo de batalla, para que realices una que informe a los lectores sobre cómo es la guerra.
(realizar informe sobre la guerra)
Respuestas
Respuesta:
La tarjeta de presentación del TNI como un colectivo de activistas e investigadores queda
totalmente confirmada con los ensayos que aparecen en esta oportuna compilación, hábilmente
editada por Achin Vanaik. El volumen llega en un momento en que se habla mucho sobre el declive
del poder estadounidense, de su alcance imperial, de Iraq como del Vietnam del siglo XXI y sobre
el auge de China.
Sólo aquellos ojos cegados por el prejuicio pueden no ver la catástrofe que representa el Iraq de la
postocupación. Y como algunos de nosotros ya comentamos en su momento, la ocupación de
Afganistán iba a desencadenar una resistencia de algún tipo. Eso también está pasando ahora, y las
fuerzas ocupantes de la OTAN se ven sometidas a ataques diarios. A este lúgubre panorama se
podría añadir también la debacle en el Líbano, donde la ofensiva israelí contra el país –concebida
para transformarlo en un protectorado al estilo jordano– no consiguió su objetivo debido
únicamente a la resistencia organizada por Hezbolá.
Estos reveses influirán de forma distinta en los países que lanzaron las guerras y las ocupaciones,
¿pero qué nos dicen sobre el declive del poder estadounidense? Muy poco. La idea de que estos
fracasos, de por sí, conducirán a un imperio escarmentado a abandonar su papel en el mundo no es
más que una ilusión. Ya sabemos que siempre que Occidente envía tropas de tierra para ocupar un
país, se hace vulnerable a las fuerzas de resistencia. En el siglo pasado, Vietnam fue la derrota que
más dolió en Washington y puso freno a las aventuras imperiales durante un tiempo. Incluso
después de aquella derrota político-militar, los Estados Unidos salieron triunfantes: construyeron
una alianza con China y ayudaron a la Unión Soviética a desmoronarse.
¿Y qué hay de la economía estadounidense? Que es una realidad estructuralmente débil es algo que
reconocen incluso sus partidarios, pero ni siquiera una crisis económica significa el fin automático
del imperio. En una entrevista con el diario Manchester Guardian realizada en 1931, el dirigente
soviético en el exilio León Trotsky explicaba cómo en 1928 les había dicho a sus camaradas de
Moscú que aunque la crisis económica en los Estados Unidos se estaba profundizando,
no hay absolutamente nada que justifique la conclusión de que ello restringirá o debilitará la
hegemonía de Norteamérica. Semejante conclusión daría lugar a los más groseros errores
estratégicos.
Es justamente al revés. En un período de crisis, Estados Unidos ejercerá su hegemonía de manera
más completa, descarada y brutal que en un período de auge.
En el mundo globalizado de hoy esta afirmación es, si cabe, aún más cierta. Es cierto que China es
la nueva fábrica del mundo. La distribución de las rentas en ese país es más desigual que en los
Estados Unidos. China no tiene que preocuparse por los derechos de los trabajadores dado que no
hay sindicatos dignos de ese nombre. Es cierto que, para 2010, la economía china tendrá unas
dimensiones que duplicarán a la alemana (en estos momentos la tercera del mundo) y poco después
superará muy probablemente a Japón, pero ese hecho no desembocará de forma instantánea en
contradicciones interimperiales. En primer lugar, porque China no es una potencia imperial. En
segundo, porque su economía, hasta la fecha, depende tremendamente del mercado estadounidense.
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