A través de un cuadro comparo las amenazas que tuvo la familia de Nazareth y las que tiene la familia actual además escribo cuáles valores serían fundamentales y como vivirlos para mejorar estas situaciones en santa maría, san José y el niño Jesús aprendemos a formar un hogar.
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Respuesta:
Explicación:
Así es la familia de Jesús: sagrada, santa, ejemplar, modelo de virtudes humanas, dispuesta a cumplir con exactitud la voluntad de Dios. El hogar cristiano debe ser imitación del de Nazaret: un lugar donde quepa Dios y pueda estar en el centro del amor que todos se tienen.
En la familia, «los padres deben ser para sus hijos los primeros educadores de la fe, mediante la Palabra y el ejemplo». Esto se cumplió de manera singularísima en el caso de la Sagrada Familia. Jesús aprendió de sus padres el significado de las cosas que le rodeaban.
Los hogares cristianos, si imitan el que formó la Sagrada Familia de Nazaret, serán «hogares luminosos y alegres», porque cada miembro de la familia se esforzará en primer lugar en su trato con el Señor, y con espíritu de sacrificio procurará una convivencia cada día más amable.
«Santificar el hogar día a día, crear, con el cariño, un auténtico ambiente de familia: de eso se trata. Para santificar cada jornada se han de ejercitar muchas virtudes cristianas; las teologales en primer lugar y, luego, todas las otras: la prudencia, la lealtad, la sinceridad, la humildad, el trabajo, la alegría...».
El papa Francisco en la Jornada Mundial de la Familia en octubre del año pasado dijo: “Para llevar adelante una familia es necesario usar tres palabras: permiso, gracias y perdón”.
“Pidamos permiso para no ser invasores. En familia: ¿Puedo hacer esto, te gusta que haga esto?... Demos gracias, gracias por el amor… Y todos nos equivocamos, y a veces alguno se ofende en la familia, o en el matrimonio… No terminen la jornada sin hacer la paz, cada día… En familia, perdonarse cada día”.
Asimismo, el Sumo Pontífice manifestó: “Pero, aquello que más pesa en la vida, no es esto, lo que más pesa es la falta de amor. Pesa no recibir una sonrisa, no ser acogidos. Pesan ciertos silencios, a veces aún en familia, entre marido y esposa, entre padres e hijos, entre hermanos. Sin amor, el cansancio se hace más pesado. Pienso en los ancianos solos, a las familias en dificultad porque no tienen ayuda para sostener a quienes en casa precisan de especiales atenciones y cuidados. ‘Venid a Mí todos los que están cansados y oprimidos’, dice Jesús”.
“La segunda palabra la tomo del rito del matrimonio. Los cristianos se casan sacramentalmente, porque son conscientes que necesitan el sacramento. Necesitan a este para vivir unidos entre sí y cumplir la misión de padres. ‘En la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad’”.
“Y para concluir, está aquí delante de nosotros este ícono de la presentación de Jesús en el templo… María y José son la familia santificada por la presencia de Jesús que es el cumplimiento de todas las promesas. Cada familia, como la de Nazaret, está insertada en la historia de un pueblo y no puede existir sin las generaciones anteriores. Y por ello tenemos aquí a los abuelos, los abuelos, y los niños. Los niños aprenden de los abuelos y de las generaciones anteriores”.
“Queridas familias, también ustedes son parte del pueblo de Dios. Caminen felices, juntamente con este pueblo. Permanezcan siempre unidas a Jesús y llévenlo a todos con vuestro testimonio. Gracias por haber venido. Juntos, hagamos nuestras estas palabras de San Pedro, que nos dan fuerza y continuarán a darnos fuerza en los momentos difíciles: ‘¿Señor, a quién iremos? ¡Tú tienes palabras de vida eterna!’. ¡Con la gracia de Cristo, vivan la alegría de la fe! ¡El Señor les bendiga y María, nuestra Madre, les proteja y acompañe!”.