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Configura tus notificaciones
Debes ser consciente de que tu smartphone está especialmente diseñado específicamente para robar tu atención, por lo que un “ping”, un zumbido o una alerta generan el sentido de recompensa en tu cerebro. Es fundamental dividir las diversas notificaciones en categorías según precises consultarlas de forma instantánea, a corto plazo o sin prisa, silenciar algunas aplicaciones en tu jornada laboral en base a lo anterior y valerte de aplicaciones como Forest si necesitas motivación para ello. La idea es reducir poco a poco la necesidad imperiosa de consultar el móvil a cada minuto y sentirte cómodo con ello.
Separación física de tu smartphone
“La comodidad es la madre de la adicción: cuanto más rápido se puede obtener algo, más rápida es la intoxicación”, explica el experto David Greenfield, profesor clínico asistente de psiquiatría y fundador del Centro de Internet y Adicción a la Tecnología. La constante disponibilidad de los smartphones incrementa la adicción hacia los mismos, induciendo ansiedad y provocando problemas como el síndrome de la vibración fantasma. ¿Nunca has sentido cómo el móvil vibra en tu bolsillo sin que sea cierto?
Debes evitar que el smartphone sea una prolongación de tu cuerpo, luchando contra el comportamiento aprendido de sacarlo a la mínima pausa. Para ello, aléjalo paulatinamente, moviéndolo del bolsillo a la mochila, a la parte de atrás del coche, y a otras estancias cuando vas a comer o quedas con amigos. Una pequeña separación puede reducir la ansiedad e incluso aumentar tus habilidades cognitivas.
No confíes en la fuerza de voluntad (por raro que parezca)
La fuerza de voluntad por sí sola no es suficiente para salvarnos del control que ejercen sobre nosotros nuestros teléfonos. De forma consciente o no, realizamos en torno a unas 35.000 elecciones todos los días, por lo que con el transcurso de la jornada sucede un fenómeno denominado “agotamiento del ego”, consistente en que el uso de la fuerza de voluntad en una tarea o decisión deja menos voluntad disponible para una futura. ¿Nunca has dicho eso de: “elige tú”? Es importante por ello dejar el camino asentado: eliminar aplicaciones que no uses, silenciar tu teléfono, ajustar las notificaciones o marcar un máximo de horas que puedes tener el smartphone cerca.
Céntrate en las actividades “de carne y hueso”
Una de las razones por las que somos tan adictos a nuestros teléfonos es que son portales para otras realidades, como el deporte que practican tus amigos o las aventuras soñadas de los blogueros de viajes, las narraciones de los youtubers o los cotilleos de la industria del cine. Ya que las redes constituyen en si mismas una especie de puerta a Narnia, una manera de evasión contemporánea, debes superar el idealismo irrealista que rodea Instagram y apostar por hacer tú mismo aquello que te gusta y motiva: sal a practicar running, haz yoga antes de dormir, pinta, cocina, escribe, lee, pasea por tu barrio, acude a un mercadillo de antigüedades, ve al cine o al teatro, queda con tus amigos, aprende a calcetar o a hacer manualidades… ¡Todo vale!
Usa la técnica llamada “terapia de realidad”
La terapia de realidad se basa en la idea de que, ya sea que seamos conscientes o no, siempre tratamos de satisfacer nuestras necesidades humanas esenciales. Y no solo su comida básica, agua y refugio, sino también otros aspectos como la diversión, interacción social, autonomía, significado y propósito. Pregúntate qué resuelves, qué palias o de qué te evades cuando consultas tu teléfono. ¿Buscas interacción social, escapar de tu trabajo, sentirte mejor con tu cuerpo y subir tu autoestima?
Los hábitos se componen de un disparador que activa el comportamiento -por ejemplo, una notificación o vibración fantasma-, una acción -revisar el smartphone o entrar en Facebook- y la subsiguiente recompensa -ver una foto divertida, acceder a un nuevo vídeo de Youtube, hacer match en Tinder-, por lo que deberás reemplazar la acción que tomas cuando recibes el estímulo para modificar el resultado.
Espero te haya ayudadoヾ(•ω•`)o