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Respuesta:
Es la hora de la siesta. La ciudad de San Felipe y Santiago duerme bajo los cálidos rayos del sol veraniego. Mientras sus padres descansan, Francisco y Mercedes juegan en el patio alrededor del aljibe. ¡Qué fresca está el agua! Desde la cocina llega el canto de Joaquín que ayuda a su madre en la limpieza de la vajilla.
2. -Joaquín, ven a jugar con nosotros. -¿A qué jugamos? Yo me escondo y ustedes me buscan -dice Francisco. -Bueno, vamos, escóndete rápido. Nosotros tapamos. -¿Ya está? ¿Dónde se habrá escondido? -¡Huy! Aquí, dentro de este baúl no me van a encontrar.
3. Así pasaron un largo rato jugando, hasta que ya fatigados decidieron sentarse en un banco del patio. En cierto momento Joaquín dijo como hablando para sí: -A esta hora deben estar preparándose... -¿Quiénes se están preparando?- preguntaron los otros niños. -Mis amigos- respondió Joaquín. -Esta tardecita van a tener una gran fiesta con pasteles y ricas tortas.
4. -¿Podríamos ir allí? - dijo Mercedes. -Claro. ¡Qué lindo sería! - exclamó Joaquín. -¿Y si nos vamos ahora? - Mamá y papá todavía duermen. Volveríamos muy pronto y ellos no se molestarían.
5. La calle estaba desierta, los niños corrieron para llegar más pronto al lugar donde se desarrollaba la fiesta. En una callecita, cerca de la muralla, los esclavos danzan al son de sus tambores luciendo coloridos vestidos. -Allí están; ¿los ves? - dice Joaquín-. Los podemos ver mejor si nos subimos a estas piedras - dijo Mercedes.
Explicación:
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