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Respuesta:
Los hombres hemos de ser muy cuidadosos a la hora de analizar el fenómeno de la violencia
contra las mujeres, porque a medida que profundizamos en su estudio vamos comprobando que
se trata de un problema universal de proporciones epidémicas. Es un problema con raíces culturales muy profundas y resulta difícil hablar de él sin sentir la necesidad de implicarnos en un
esfuerzo de reflexión autocrítica. El número de mujeres maltratadas y asesinadas por sus compañeros o excompañeros sentimentales es tan alto que nos hace preguntarnos qué aspectos
de la educación masculina producen estos resultados, para plantearnos a continuación cuál es
nuestro grado de responsabilidad individual y colectiva frente a esos aspectos y cómo podemos
contribuir a erradicarlos. Mientras sigue aumentando el número de mujeres que denuncian a
sus parejas y no baja significativamente el número de las asesinadas, es sorprendente que haya
tantos hombres que piensen que el problema de las agresiones machistas no tiene que ver con
ellos porque ellos no agreden a nadie, y cuesta entender su pereza a la hora de dedicar tiempo y
esfuerzo a disuadir a los potenciales agresores.