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Y dónde están las preguntas dime sígueme y te sigo
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sígueme y te sigo
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¿Qué es el sarampión?
Conocido también como “alfombrilla,” el sarampión es una infección causada por un virus, que es muy contagiosa y grave. Pese a que existe una vacuna segura y eficaz contra esta enfermedad, a nivel mundial sigue siendo una causa de muerte en niños pequeños que no han sido vacunados.
Este virus es muy contagioso y se transmite a las personas a través de la tos y los estornudos, y contacto directo con la persona infectada por vía aérea.
¿Cuáles son sus síntomas?
Dentro de las manifestaciones clínicas de esta enfermedad está la fiebre alta (entre 39°c – 40°c), que dura alrededor de tres a cuatro días antes de aparecer la erupción en la piel. Es acompañada por secreción nasal, tos de intensidad progresiva (mucha tos), y compromiso del estado general (muy decaído). Además se pueden ver afectados los ojos (con conjuntivitis) para luego aparecer la erupción (típicas pintas que presenta la enfermedad), de color rojo intenso, a veces vinoso, que comienza detrás de las orejas, cuello y cara hasta descender al resto del cuerpo.
La fiebre disminuye a las 48 horas de iniciada la erupción, sin embargo, la enfermedad dura entre cinco a siete días, y disminuye de intensidad paulatina y progresivamente.
¿Tiene complicaciones?
En 1980, antes de que se generalizara el uso de la vacuna, el sarampión causaba cerca de 2,6 millones de muertes al año. Se calcula que en 2016 murieron 89.780 personas por esta causa, la mayoría de ellas menores de 5 años.
Las complicaciones más frecuentes del sarampión son infecciones respiratorias (especialmente neumonía) y que afectan, principalmente, a los siguientes grupos:
Menores de 5 años.
Adultos (a mayor edad, más grave la enfermedad).
Pacientes con defensas bajas (personas con cáncer o con infección por VIH).
Embarazadas.
¿Alguien que ha tenido sarampión puede volver a tenerlo?
No. Quienes ya tuvieron sarampión y se recuperaron quedan protegidos para toda la vida.
¿Por qué es tan importante la vacunación?
Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que entre 2000 y 2016, la vacuna contra el sarampión evitó 20,4 millones de muertes.
La vacunación sistemática de los niños contra el sarampión, combinada con campañas de inmunización masiva, ha permitido erradicar la enfermedad del país.
Sin embargo, es muy importante mantener una alta concentración de la población vacunada y protegida, pues los casos importados de otros países continúan siendo una importante fuente de infección y pueden producir brotes si se descuida la vacunación.
Por ejemplo, cuando se acumulan niños no vacunados, se comienza a armar un grupo de individuos susceptibles de enfermarse (ya que su cuerpo no cuenta con los anticuerpos para defenderlos). Cuando alguien – habitualmente extranjero – viene a nuestro país y está portando la infección (incubándola), al interactuar con niños o personas que no han sido vacunadas, se crea un efecto dominó de sujetos contagiados que puede transformarse en un brote.
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