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Antes de la llegada de los europeos al Nuevo Mundo, las lenguas amerindias se hablaban desde lo que hoy es Canadá hasta la punta meridional de Sudamérica por los ancestros de los actuales amerindios. Durante los últimos 500 años muchas de las etnias y lenguas nativas americanas han desaparecido, aunque aún se hablan varios centenares de ellas. Hoy en día tres lenguas indoeuropeas (español, inglés y portugués) son políticamente dominantes de cada país de América, y las lenguas nativas tienen menor prestigio y son usadas en ámbitos bastante limitados.
En lo que respecta a las lenguas de los lugares que colonizaron los españoles, Giovanni Botero publicó en 1600 un libro titulado La relazioni universali, en el que afirma que con las lenguas guaraní, quechua y náhuatl se podía viajar por todo el Nuevo Mundo. Tal vez estas lenguas eran una especie de lenguas francas usadas para la intercomunicación entre las diferentes etnias y pueblos.
Se conocen anécdotas sobre las dificultades que encontraron los misioneros al querer aprender las lenguas amerindias. Se dice que los agustinos necesitaban intérpretes durante un año y que luego podían hablar en la lengua indígena. Pero se cuenta también que un fraile portugués, después de recorrer Brasil durante doce años confiesa que no sabe nada aún y declara que va a consultar un Arte para empezar con los nominativos. Hasta el ilustre Padre Vierira, al referirse a las lenguas del interior del país, dice que a veces, a pesar de que ponía el oído contra la boca del "bárbaro", no conseguía distinguir las sílabas o percibir las vocales y consonantes. Estas dificultades fonéticas fueron mencionadas muy a menudo.
La excesiva velocidad de las lenguas guajiva, chiricoa, otomaca y guaraúna es horrible; causa sudor frío y congoja el no poder prescindir el oído más lince una sílaba de otra. Es cosa cierta y averiguada que en cada una de las dichas lenguas falta una letra consonante y no se halla palabra que la requiera; verbigracia, la lengua betoya no ha menester la p; la situfa no necesita la r y así de las demás que se han reducido a Arte en las Misiones; cosa que ha dado mucho que pensar, sin poder alcanzar el misterio que en ello se encierra.
Joseph Gumilla, SJ Orinoco ilustrado, Madrid, 1745
De estos pasajes se aprecia cuán en mantillas estaban en aquel los conocimientos fonéticos incluso de personas eruditas. Sin embargo, entre los siglos XVI y XVII, y aún en el XVIII, se publicaron decenas de gramáticas o Artes, principalmente por parte de misioneros y sacerdotes que describían las lenguas indígenas de América. Muchas de estas gramáticas todavía tienen cierto interés.
Distribución
Áreas de distribución de las lenguas ameríndias más habladas en Latinoamérica a principios del siglo XXI:
Quechua
Guaraní
Aymara
Náhuatl
Lenguas mayas
Mapudungun
Solo podemos estimar aproximadamente el número de lenguas supervivientes nativas y su número de hablantes, especialmente en Sudamérica donde están peor documentadas que en Norteamérica, Mesoamérica o Centroamérica. Las cifras del número de lenguas son muy variables, Ethnologue lista algo más de 900 lenguas habladas actualmente; otros autores ofrecen cifras bastantes diferentes, pero casi todas las estimaciones señalan entre 400 y 1500.3 Si admitimos como una cifra razonablemente conservadora que todavía puede haber unas 600 lenguas amerindias supervivientes, y unos 18 millones de hablantes de lenguas indígenas en América, tendríamos unos 30.000 hablantes por lengua, pero la distribución real de las mismas es mucho más desigual; solo 17 lenguas amerindias tienen más de 100.000 hablantes y por sí mismas constituyen el 90% de la población amerindia. Las restantes lenguas proveerían una media de 1.400 hablantes por lengua, pero incluso tal cifra es engañosa, pues aunque el 20% de lenguas amerindias se hablan al norte de México, esas 140 lenguas solo constituyen el 2% de la población amerindia.
Muchas lenguas indias solo son habladas por un puñado de personas, normalmente gente mayor, inclinándose los jóvenes al inglés (Estados Unidos, Canadá), al español (Hispanoamérica) o al portugués (Brasil), por lo que la extinción de esas lenguas está muy cercana, al no ser adquiridas como lengua materna por las generaciones jóvenes. A pesar del limitado número de hablantes algunas lenguas indias de Norteamérica son bien conocidas por los préstamos que han dado al inglés en lo que se refiere a nombres de lugares; por ejemplo Delaware, Massachusetts, Cheyenne, Alabama, Omaha, Dakota, Wichita, Mohave, etc. Otras se han hecho famosas en el mundo entero gracias al cine: comanche, siux, cheroqui, mohawk, etc. Las lenguas de Mesoamérica y Centroamérica fueron estudiadas sistemáticamente algo más tarde, y Sudamérica es la parte que más estudio necesita todavía.4
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