Horacio jamás podría olvidar el día en que el conejo se cruzó en su camino. Porque, desde ese momento, Horacio dejó de ser el mimado de la casa. Y no es que él fuese un exagerado. Ni un celoso. No señor. Es que el conejo se los había metido a todos en el bolsillo. • Y pensar que, al principio, mucho Horacito por aquí, mucho Horacito por allá... Pero fue llegar el conejo iy si te he visto no me acuerdo! Por eso, un día Horacio se sentó bien derecho y entrecerró los ojos, como hacía siempre que tenía que tomar decisiones importantes. Después de barajar varias posibilidades —entre ellas la eliminación del conejo—, Horacio tomó una determinación complicada: nada más y nada menos que... • TRANSFORN'IARSE EN CONEJO! HORACIO Un poco de magia sabía, pero lo más importante era el poder de su voluntad. «Querer es poder», se dijo Horacio para darse ánimos. Tardó tiempo en conseguirlo, pero una manana, después de tres horas de concentración mental, Horacio sintió, por fin, que «algo» le estaba sucediendo. Rápidamente saltó a la cómoda del dormitorio para mirarse en el espejo. Al principio, la impresión fue tan terrible que tuvo que cerrar los ojos. Pero después reaccionó. El gato respiró hondo y se miró de nuevo en el espejo. Sí. No cabía duda: una oreja enorme, blanca y rosada, reemplazaba su antigua orejita negra de gato, la derecha. El resto fue sencillo: dos horas más de concentración y de palabras mágicas, y Horacio quedó convertido en un perfecto conejo. Arturito estaba encantado con los dos conejos. Lo que no se explicaba era de dónde había salido el segundo conejo, pero eso no le preocupaba demasiado. Lo que sí lo tenía inquieto era la desaparición de Horacio que, de la noche a la mañana, se había esfumado como por arte de magia. HORACIO iPobrecito mi gato! —lloriqueó Arturito. Al oír esto, a Horacio se le aflojaron las patas de la emoción y hasta le temblaron los bigotes. Pero en seguida pensó: «Me gusta, me gusta y me gusta. Que sufra como sufrí yo». La vida de Horacio cambió muchísimo. Ahora todos le hacían arrumacos y, a veces, hasta se lo llevaban a dormir a sus camas. Sin embargo, su nueva vida de conejo dejaba mucho que desear. ¿Y la comida? Horacio amaba la carne y odiaba las zanahorias y las lechugas, ique era justamente lo único que ahora podía comer! Además, para ser conejo, Horacio tenía que estar todo el tiempo concentrado. HORACIO Al menor descuido... izas! , empezaban a aparecerle pelos negros o se le achicaban las orejas. La verdad es que para un gato resultaba agotador tratar de ser conejo las veinticuatro horas del día. Todo se complicó aún más cuando apareció Misia, una gatita blanca de ojos azules, a cuyos pies cayó destrozado para siempre el corazón de Horacio. Entonces, Horacio se acomodó en su jaula y se puso a pensar. A las pocas horas ya había tomado una nueva decisión: volvería a ser un gato. Pero, con tantas emociones, a Horacio le costaba muchísimo concentrarse. Lo intentó una y otra vez, y nada. Cuantos más esfuerzos hacía, más conejo era. Hasta que un día, por fin, lo consiguió. HORACIO iHoracio!, iha vuelto Horacio! —gritó Arturito loco de alegría—. Pero... ¿dónde está el otro conejo? iHa desaparecido como por arte de magia! —Con un conejo basta y sobra, Arturito —dijo la mamá. iMamáaaa! —gritó de nuevo Arturito, asustadísimo—. i A Horacio le pasa algo terrible! iHoracio tiene cola de conejo! «No importa. Para un gato grande y fuerte, de orejitas delicadas y pelo negro, no hay nada más elegante que una cola de conejo, blanca y redonda como un pompón», fue lo que se dijo Misia, la gatita blanca de ojos azules, mientras se lavaba la cara preparándose para la cita de la noche. preguntas? 1. ¿Cómo se sintió Arturito cuando vio que tenía dos conejos? 2. ¿Consiguió Horacio lo que se había propuesto?
kantonella24:
hola se q esto no es castellano pero quiero conprovar su intiligencia >:3
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2
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pobre oración que trauma jojojo
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1
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quien cuenta la historia
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