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En el medio del rodaje, los planes cambiaron. Habían empezado a filmar en el Delta del Paraná interesados por los relatos de los lugareños. Historias paranormales y ufológicas que rodeaban la zona y servían como materia prima de una película de género, una película de terror. En el mismo momento en que marcaba las locaciones, a través de Google Maps, en las que tendría que grabar, se topó, sin proponérselo, con El Ojo.
"No lo buscaba. Ni siquiera sabía que existía. En el medio de la isla donde los pescadores y vecinos contaban historias paranormales, encontramos esta formación. Imaginate cómo nos llamó la atención", le contó a Infobae Sergio Neuspiller, director de cine. "La gente que vivía en la isla no sabía que El Ojo estaba en la parte de atrás de su jardín".