• Asignatura: Historia
  • Autor: Anónimo
  • hace 6 años

Un análisis crítico sobre el proceso de la rebelión de Tupac amaru (minino una hoja)

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Respuesta dada por: llussiana27
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La Rebelión de Túpac Amaru II fue un levantamiento acontecido entre 1780 y 1781 que tuvo lugar en el virreinato del Perú, en la región del Cuzco, en reacción a la imposición de las Reformas borbónicas. Fue iniciada por el curaca José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II. El líder indígena es reconocido como el rey de América y quien marcó el inicio de la etapa emancipadora de la historia del Perú.

Paralelamente, en los dominios españoles se incrementaron y cobraron con mayor eficiencia impuestos como la alcabala, afectando a los comerciantes del sur del Virreinato peruano y del Alto Perú (hoy Bolivia). Estos comerciantes eran mayormente [cacique]s (curacas) indígenas de real linaje de cultura mestiza. Ellos también se vieron perjudicados por el movimiento arbitrario de autoridades indígenas por parte de la administración virreinal a favor de indios serviles al Estado, en perjuicio de los jefes étnicamente legítimos.

Utilizó guerra de guerrillas. Poco después de la sangrienta rebelión en el poblado altoperuano de Pocoata, encabezada por los hermanos Tomás, Dámaso y Nicolás Catari contra el Corregidor Joaquín de Alós, juzgó Túpac Amaru II que había llegado el momento de actuar. La actividad política y reivindicativa de José Gabriel Túpac Amaru se caracterizó por una exposición gradual de sus propósitos, respondiendo siempre a circunstancias concretas. Al principio interesó a varios prelados y funcionarios en la situación penosa de los indios, entre ellos a los Obispos del Cuzco, Agustín Gorrichátegui y Juan Manuel Moscoso y Peralta, y al Obispo de La Paz, Francisco Gregorio de Campos.

Siguiendo las tradiciones culturales incaicas su rebelión estuvo sustentada en una auténtica red de parentesco, pues fue capaz de movilizar en primer término a su propia gente, a sus familiares y allegados de la provincia de Tinta. Por ello, [[Provincia de Quispicanchis |Quispicanchis]] después de Canas y Canchis (Tinta), fue la provincia más susceptible de ser movilizada, debido a que una rama de la familia Túpac Amaru residía allí.

A medida que se propagaba fuera de la provincia bajoperuana de Tinta la rebelión fue disminuyendo en su fuerza, puesto que en provincias como Calca, Lares, Cotabamba, Abancay se produjo una resistencia importante a Túpac Amaru. Una de las causas fue la resistencia étnica, al ser considerado como un advenedizo e impostor por ser mestizo, razón por la que no había obtenido el decisivo apoyo de los doce ayllus reales (o panacas) del Cuzco.

De ahí sus permanentes llamamientos a la concordia y la unión entre criollos, mestizos e indígenas, como cuando manifestara:

Por eso, fueron considerables los privilegios otorgados a los criollos comprometidos con el movimiento tupamarista, debido a lo cual oficiaron muchas veces de amanuenses y secretarios del caudillo inca, convirtiéndose en sus consejeros y actuando a nivel de la toma de decisiones. De cualquier modo, el grupo criollo no fue el más encumbrado y prominente, tratándose generalmente de pequeños comerciantes, artesanos, o de oficiales provincianos, más cercanos a la condición e intereses de los mestizos. Con los europeos hubo algunas excepciones, como la de los españoles Figueroa y Cisneros, quienes tomaron parte de la rebelión por estar casados con criollas acaudaladas; participando también los hermanos Jacinto y Juan de Dios Rodríguez de Herrera, prominentes criollos mineros y hacendados de Oruro, quienes acaudillaron en nombre de Túpac Amaru II la rebelión de la villa; igualmente, según Micaela Bastidas, su esposo habría estado en contacto con los criollos limeños Mariano Barrera y Miguel Montiel, y con el criollo potosino Lucas Aparicio.

Por otra parte, Túpac Amaru parece haber tenido sumo cuidado en convocar para conseguir su apoyo no solo a los criollos, sino igualmente a los caciques y curas. De cualquier modo, estos últimos se demostraron tan ambivalentes como los criollos y los caciques, respecto a la rebelión. Los curas que apoyaron su movimiento estaban vinculados por lazos de compadrazgo con los rebeldes, o se mantenían en estrecho contacto con ellos al ser párrocos de las comunidades rebeladas. El mayor apoyo fue dado por el bajo clero vinculado a las parroquias provinciales, con mayoría de integrantes que hablaban quechua o aymara, lo cual les proporcionaba un mayor acercamiento cultural con la masa indígena.

Explicación:

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