Porque la guerra deteriora aún más el desarrollo económico y el bienestar social Colombia hacia los años ochenta. AYUDA PORFA
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Explicación:
La guerra ha sido, sin duda, uno de los temas a los que el hombre más tiempo y esfuerzo ha
dedicado a lo largo de la historia. El clásico "si quieres la paz, prepara la guerra" ha estado
presente, no sólo en el orden del pensamiento, a lo largo de todas las épocas, sino también en la
realidad política mundial. No obstante, la muerte y destrucción que generan los conflictos
bélicos no ha pasado desapercibida por historiadores y filósofos e incluso en la tradición grecoromana la alabanza o defensa incondicional de la guerra es algo excepcional, predominando la
crítica y denuncia de los males que acompañan al conflicto. Así Virgilio (siglo I a. C.) afirmó
que “las guerras, todas las guerras, son horribles”, para Horacio (siglo I a. C.) “las guerras son
lo odiado por las madres” y Silio Itálico (92 d.C.) escribió que “la paz es la mejor de las cosas
que al hombre le ha sido dado conocer; es preferible la sola paz que innumerables triunfos”.
Entre los filósofos posteriores destaca De Rotterdam (1500) por sus adagios en los que resalta
las consecuencias negativas de la guerra, siendo uno de los más conocidos Dulce Bellum
inexpertis o “la guerra atrae a los que no la han vivido”. Este distinguido humanista y filósofo
llegó a afirmar que "la guerra es algo tan monstruoso que corresponde a bestias salvajes más
que a hombres". Kant (1795) en su ensayo sobre la paz perpetua considera la guerra como el
mayor de los males que afectan a las sociedades humanas, fuente de todos los males y de toda
corrupción moral. Para este pensador es la forma extrema del mal general de la naturaleza
humana (el egoísmo natural), pero del que nadie se puede curar completa e inmediatamente.
Marx y Engels (1848), por su parte, también analizan la guerra considerándola en el marco de la
lucha de clases. Para estos filósofos la guerra es un mal, casi siempre, para los de abajo, que se
ven impulsados a ella por la resistencia de los de arriba a ceder parte de sus privilegios. Por
último, en los últimos años destaca Tolstoi (1890) que, con su defensa de la no-violencia se
opone a toda guerra e incluso denuncia la existencia de todos los ejércitos a través de una crítica
a la persistencia de la violencia organizada en nuestras sociedades y que ha influido
significativamente en conocidos pacifistas posteriores como Ghandi o Luther King.
No obstante, y a pesar de la reflexión generalizada que se ha suscitado en torno a la guerra entre
filósofos e historiadores, no tanto así lo ha sido entre los economistas. Los efectos que tiene la
guerra en la economía son tantos y tan confusos que pueden llegar a convertirse en una
dificultad insoluble (Clark, 1884). En cualquier caso, de lo que no existe duda es de la
capacidad de transformación que tiene una guerra sobre la sociedad y su economía. La sociedad
no es estática, es una institución que se desarrolla y evoluciona de forma continua. Antes de la
guerra, las economías de los países beligerantes se encuentran inmersas en procesos de
transformación social y política. El propio conflicto trae consigo cambios de estas
características tales como la nacionalización de industrias, la centralización política, o el
incremento de la intervención del Estado en la economía. Una vez que la guerra finaliza, se han
podido, además, generar situaciones tales como la alteración de las fronteras políticas y
económicas, desaparición de viejos Estados y surgimiento de nuevos, o la deslocalización de los
recursos naturales y humanos que hayan modificado totalmente el escenario de actuación de los
agentes económicos. Es por ello que las naciones, no pueden simplemente esperar a que todo se
restaure a su estado original cuando la guerra acabe. No es posible volver a la situación
económica anterior. Sin embargo, y a pesar de ello, son escasos los estudios económicos de la
guerra, especialmente de las consecuencias de este carácter que se generan una vez que el
conflicto ha finalizado.
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