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Respuesta:Los españoles [es decir los blancos, nacidos en América o en Europa comprenderán un décimo del total de la población, y ellos solos tienen casi toda la propiedad y riqueza del reino. Las otras dos clases que componen los nueve décimos, se pueden dividir en dos tercios, los dos de castas y uno de indios sin mezcla. Indios y castas se ocupan en los servicios domésticos, en los trabajos de la agricultura, del comercio y de las artes y oficios (artesanías e industrias). Es decir que son criados, sirvientes y jornaleros de la primera clase. Por consiguiente, resulta entre ellos y la primera clase aquella oposición de intereses y afectos que se regulan en los que nada tienen y los que lo tienen todo. La envidia, el robo, el mal servicio de parte de unos; el desprecio, la usura, la dureza de parte de los otros [....] No hay gradaciones: son todos ricos o miserables, nobles o infames.
Las dos clases de indios y castas se hallan en el mayor abatimiento y degradación. El color, la ignorancia y la miseria de los indios los colocan a una distancia infinita del español. El favor de las leyes en esta parte les aprovecha poco, y en todas las demás les daña mucho.
Los negros mulatos, como los indios, son tributarios y el tributo [impuesto que no pagan los españoles] viene a ser para ellos una marca indeleble de esclavitud que no pueden borrar con el tiempo ni la mezcla de las razas en las generaciones sucesivas. Hay muchos mulatos que por su color, fisonomía y conducta se elevarían a la clase de españoles si no fuese por este impedimento por lo cual se quedan abatidos en la misma clase. Ella está, pues, infamada por derecho, es pobre y dependiente, no tiene educación conveniente. En estas circunstancias debe estar abatida de ánimo y dejarse arrastrar de las pasiones, bastante fuertes en su temperamento fogoso y robusto. Delinque, pues, con exceso. Pero es una maravilla que no delinca mucho más.
Explicación: