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buscar a dios atreves de la comunión para recibir al cuerpo de cristo
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Explicación:
En el cristianismo afloran con toda su fuerza las tensiones inherentes en la misma noción de Verdad, en cuanto que ha de ser capaz de englobar a la vez lo universal y lo singular, lo necesario y lo contingente, el ser y el devenir, la necesidad y la libertad... Cristo proclama "Yo soy la Verdad" (Jn 14-16), y con esta proclamación, como explicitaría Pablo, declara insuficientes tanto la "ciencia" de los, griegos -Verdad necesaria y universal- como los "signos" de los judíos -Verdad histórica y singular- (cfr ICo 1,22). Cristo nos introduce en un concepto radicalmente nuevo de Verdad como comunión de la creación concreta -y especialmente del hombre y su historia- con Dios, hontanar de Verdad absoluta.
Suele decirse que los judíos se interesaban ante todo por la historia: los "signos" que reclamaban eran concebidos como manifestaciones de la actividad de Dios en la historia: en ellos, la Verdad quedaría verificada históricamente, como fidelidad de Dios para con su pueblo. En esta concepción, las promesas de Dios, pero también la respuesta histórica del pueblo, son partes de la definición de la Verdad. La fidelidad a Dios y el cumplimiento de su voluntad se traduce como "obrar la verdad" (1R 2,4: 3,6: Is 38,3, etc). La verdad es la promesa de Dios: su plenitud es la plenitud de la historia. La Verdad es, pues, escatológica, y empuja al hombre hacia el futuro.En cambio, los griegos buscaban la Verdad más allá de la historia: partiendo de la observación del mundo, proponen la cuestión de Ser de una manera orgánicamente relacionada con el sujeto que lo contempla.Desde los presocráticos, se afirma la relación fundamental entre el ser y el conocer: la mente descubre un mundo inteligible, un "cosmos", que tiene armonía, belleza y verdad. La Verdad tiene -para los griegos- un carácter ante todo cosmológico.En consecuencia, la historia es para los griegos un problema. Los acontecimientos, o bien tenían que ser explicados por algún logos o ley que diera razón de ellos, o tenían que ser descartados como no significativos ni relacionados con el ser en el que se hallaba la Verdad. El ser constituía una unidad cerrada por el logos. La historia y la materia -como objeto del devenir- o bien se reducían al logos, o quedaban fuera del círculo del ser y de la verdad -eran sólo apariencia-. La historia como lugar de juego de la libertad-divina o humana- aparece a veces tan irracional y arbitraria, tan fuera de todo logos, que no podía considerarse como lugar donde se instalara la Verdad. Este es el punto verdaderamente crucial en que hay que situar la lucha entre el pensamiento helénico y el pensamiento bíblico en la época de los Padres: una lucha que seguirá a lo largo de la Edad Media hasta los tiempos modernos y hasta nuestros días. El problema podría formularse así
a) ¿Cómo puede un cristiano mantener la unidad ontológica de la Verdad, si admite dos seres radicalmente distintos, Dios y el mundo? Esta diferencia ¿no introduce dos modos de ser, y en definitiva dos modos ontológicos de Verdad? Dicho de otra manera,b) ¿Cómo puede un cristiano mantener que la Verdad opera en la creación y en la historia, siendo así que la absolutez y unicidad de la Verdad no parecen compatibles con el cambio y el devenir propios de la creación y de la historia?
espeo que te sirva