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En los últimos seis años creció en 50% el número de personas que consumen algún tipo de estupefacientesLa disponibilidad de drogas en México ha disparado el número de adictos en el país, y es que según la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, en los últimos seis años creció en 50% el número de personas que consumen algún tipo de estupefacientes.
El coordinador regional de la zona centro occidente de los Centros de Integración Juvenil (CIJ), Enrique de Jesús Aceves Arce, dijo en entrevista con EL INFORMADOR que esa disponibilidad afecta en su mayoría a los menores, y que el promedio de edad de los consumidores oscila entre los 12 y 14 años.
“Los niños han sido presa fácil ante la situación que viven en sus propios hogares, el descuido por parte de los padres debido al ritmo de vida actual es uno de los factores para que sean potenciales consumidores”.
Aceves Arce dice que muchas veces los que ofrecen drogas a los niños son conocidos e incluso familiares, “generalmente pensamos que quienes se las hacen llegar son el vendedor de dulces o de fruta que está cerca del colegio, afortunadamente en nuestro país sigue surtiendo efecto esa recomendación que hacen los padres de no aceptar nada de un extraño, pero cuando alguien muy cercano, generalmente un amigo o un familiar les ofrece, esto facilita que los menores puedan utilizar drogas”.
Agrega que otro factor que influye para que un menor recurra a las drogas es el entorno en el que vive, “si el papá o mamá consume alcohol o tabaco, el menor puede decir: si ellos lo hacen seguramente no me pueden decir nada si yo lo hago”.
La mayoría (90%) de los pacientes de los CIJ son personas que provienen de familias disfuncionales, es decir, que los padres no ejercen su función como tal y los hijos son los que tienen que trabajar, muchas veces menores de edad, para poder sostener el hogar.
Aceves Arce subraya que en 90% de los casos los padres son los últimos que se enteran que sus hijos están consumiendo drogas, “esto ocurre porque no existe mucho contacto con los hijos o porque no creen que sus hijos están consumiendo”.
Incluso dice que los menos llegan a hurtar objetos de sus casas para poder comprar drogas, “esto se vuelve muy grave, primero por consumir esas sustancias y después por las acciones delictivas que empiezan a realizar, no sólo en casa, sino también fuera de ella”.
El coordinador regional de la zona centro occidente de los Centros de Integración Juvenil (CIJ), Enrique de Jesús Aceves Arce, dijo en entrevista con EL INFORMADOR que esa disponibilidad afecta en su mayoría a los menores, y que el promedio de edad de los consumidores oscila entre los 12 y 14 años.
“Los niños han sido presa fácil ante la situación que viven en sus propios hogares, el descuido por parte de los padres debido al ritmo de vida actual es uno de los factores para que sean potenciales consumidores”.
Aceves Arce dice que muchas veces los que ofrecen drogas a los niños son conocidos e incluso familiares, “generalmente pensamos que quienes se las hacen llegar son el vendedor de dulces o de fruta que está cerca del colegio, afortunadamente en nuestro país sigue surtiendo efecto esa recomendación que hacen los padres de no aceptar nada de un extraño, pero cuando alguien muy cercano, generalmente un amigo o un familiar les ofrece, esto facilita que los menores puedan utilizar drogas”.
Agrega que otro factor que influye para que un menor recurra a las drogas es el entorno en el que vive, “si el papá o mamá consume alcohol o tabaco, el menor puede decir: si ellos lo hacen seguramente no me pueden decir nada si yo lo hago”.
La mayoría (90%) de los pacientes de los CIJ son personas que provienen de familias disfuncionales, es decir, que los padres no ejercen su función como tal y los hijos son los que tienen que trabajar, muchas veces menores de edad, para poder sostener el hogar.
Aceves Arce subraya que en 90% de los casos los padres son los últimos que se enteran que sus hijos están consumiendo drogas, “esto ocurre porque no existe mucho contacto con los hijos o porque no creen que sus hijos están consumiendo”.
Incluso dice que los menos llegan a hurtar objetos de sus casas para poder comprar drogas, “esto se vuelve muy grave, primero por consumir esas sustancias y después por las acciones delictivas que empiezan a realizar, no sólo en casa, sino también fuera de ella”.
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