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se guiaba con Los navegantes del hemisferio norte contaron siempre con la estrella polar, que tiene la ventaja que está a menos de un grado del polo norte celestial. En distintas épocas del año puede estar arriba o abajo del polo durante la noche, pero el error máximo sería de 120 minutos y por lo tanto de 120 millas en la latitud. Los navegantes árabes tenía una tablilla con un hilo. Tomando con los dientes el extremo del hilo y estirándolo, la tablilla tenía una altura tal que apoyándola sobre el horizonte, la estrella polar estaría en el borde superior. La tablila tenía la altura que correspondiera a la latitud del puerto de salida.
Más adelante aparecieron la ballestilla, que era una vara con unos traveses que se podían desplazar hacia el extremo o acercarse hacia el extremo que se apoyaba junto al ojo del observador. Con eso se podía conocer la latitud del lugar por observaciones de la estrella polar. Más adelante apareció el octante, precursor del más evolucionado sextante. El octante era la octava parte del círculo y el sextante, la sexta parte.
Como no conocían una forma de determinar la longitud, que existe conocer la hora con exactitud para determinar la posición relativa de la tierra respecto del cielo estrellado o el sol, los navegantes primero buscaban la latitud del lugar de destino y luego navegaban hacia el este. Así, un barco que fuera de Europa a Veracruz, bajaba en latitud hasta llegar a la latitud de las islas del Caribe donde quería recalar (aproximarse a Tierra) y luego navegaba el Atlántico hacia el Oeste hasta encontrarlas. Luego corregía el rumbo para llegar. Para el regreso ya conocían la corriente del Golfo, por lo que se iban un poco más al norte de lo necesario pero cuando estimaban que estaban cerca buscaban la latitud del puerto español de destino, generalmente Cádiz, para luego terminar la navegación hacia el Este y encontrar el puerto.
Más adelante aparecieron la ballestilla, que era una vara con unos traveses que se podían desplazar hacia el extremo o acercarse hacia el extremo que se apoyaba junto al ojo del observador. Con eso se podía conocer la latitud del lugar por observaciones de la estrella polar. Más adelante apareció el octante, precursor del más evolucionado sextante. El octante era la octava parte del círculo y el sextante, la sexta parte.
Como no conocían una forma de determinar la longitud, que existe conocer la hora con exactitud para determinar la posición relativa de la tierra respecto del cielo estrellado o el sol, los navegantes primero buscaban la latitud del lugar de destino y luego navegaban hacia el este. Así, un barco que fuera de Europa a Veracruz, bajaba en latitud hasta llegar a la latitud de las islas del Caribe donde quería recalar (aproximarse a Tierra) y luego navegaba el Atlántico hacia el Oeste hasta encontrarlas. Luego corregía el rumbo para llegar. Para el regreso ya conocían la corriente del Golfo, por lo que se iban un poco más al norte de lo necesario pero cuando estimaban que estaban cerca buscaban la latitud del puerto español de destino, generalmente Cádiz, para luego terminar la navegación hacia el Este y encontrar el puerto.
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