Estas son cuatro recomendaciones para analizar de manera responsable y crítica la información que recibimos y tomar decisiones:
• Preguntarnos si la información es veraz: Dudemos siempre de la información que nos presenten los medios de comunicación, las personas y las redes sociales acerca de las supuestas curas y formas de evitar el contagio de COVID-19 y otras enfermedades. Es mejor indagar la información que publican:
- Especialistas en el tema
- Instituciones del Estado, por ejemplo, el Ministerio de Salud
- Instituciones internacionales - Instituciones académicas como las universidades
• Aceptar que podemos estar equivocados con respecto a lo que creemos que es una verdad; por ejemplo, quizá pensamos que “exponerse al sol previene el COVID-19”, porque un familiar lo recomendó, pero debemos aceptar que existen especialistas en el tema, quienes tienen información con mayor sustento. Es importante saber escucharlos y cambiar nuestra forma de pensar y actuar si fuera necesario.
• Manejar la emoción para juzgar a partir de la información: A veces estamos enojados o con temor y ello no nos permite procesar de manera sensata la información que recibimos. O, en ocasiones, por el cariño o desagrado hacia una persona juzgamos sus ideas como válidas o no.
• Pensar en cómo nuestras acciones o las de otros podrían afectar a los demás significa que nos interesamos en los demás y que respetamos sus derechos. Por ejemplo, divulgar información sobre la prevención o tratamiento de una enfermedad, sin tener seguridad de que sea verdadera, puede afectar la salud de las personas. Adaptado de Ministerio de Educación de Ecuador (2011). Curso de didáctica del pensamiento crítico.
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Aceptar que podemos estar equivocados con respecto a lo que creemos que es una verdad; por ejemplo, quizá pensamos que “exponerse al sol previene el COVID-19”, porque un familiar lo recomendó, pero debemos aceptar que existen especialistas en el tema, quienes tienen información con mayor sustento. Es importante saber escucharlos y cambiar nuestra forma de pensar y actuar si fuera necesario.
• Manejar la emoción para juzgar a partir de la información: A veces estamos enojados o con temor y ello no nos permite procesar de manera sensata la información que recibimos. O, en ocasiones, por el cariño o desagrado hacia una persona juzgamos sus ideas como válidas o no.
• Pensar en cómo nuestras acciones o las de otros podrían afectar a los demás