Respuestas
Respuesta:
Aprender a hablar es uno de los logros más palpables e importantes de la primera infancia. En cuestión de meses, y sin enseñanza manifiesta, los pequeños avanzan desde la expresión titubeante de una sola palabra, a oraciones fluidas, y de un limitado vocabulario a uno que crece a razón de seis palabras nuevas al día. Contar con esta nueva herramienta del lenguaje implica nuevas oportunidades para comprender el medio social, para aprender sobre el mundo, y para compartir experiencias, satisfacciones y necesidades.El desarrollo del lenguaje es aún más impresionante si consideramos la naturaleza de lo que se aprende. Puede parecer que los niños simplemente requieren recordar lo que escuchan y luego repetirlo en algún momento futuro. Sin embargo, tal como destacó Chomsky1 hace ya tantos años, si ésta fuera la esencia del aprendizaje del lenguaje, no seríamos comunicadores exitosos. La comunicación verbal requiere de productividad, es decir, la habilidad de crear una cantidad infinita de expresiones que nunca hemos oído con anterioridad. Esta novedad sin fin requiere que algunos aspectos del conocimiento del lenguaje sean abstractos. A fin de cuentas, las “reglas” para combinar palabras no pueden ser reglas que se refieran a palabras determinadas, sino que deben ser reglas relativas a clases de palabras, tales como substantivos, verbos o preposiciones. Una vez que dispone de estos planes o métodos abstractos, el hablante puede “completar” lo que falta en una oración con las palabras que mejor transmitan el mensaje del momento. El punto clave de Chomsky es que dado que nunca se puede tener una experiencia directa de una abstracción, éstas deben surgir de la actividad mental del niño mismo mientras escucha lo que se está hablando
Explicación: