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Tomar un desayuno sano y equilibrado. La nutricionista Andrea Marqués recomienda ofrecer un desayuno compuesto por alimentos que sean de absorción lenta, en lugar de uno rico en azúcares, y aporten una cantidad de energía suficiente durante el día para mejorar el rendimiento escolar.
Controlar las cantidades de azúcar ingeridas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que la cantidad de calorías diarias recomendada no debe ser mayor del diez por ciento, ni menor del cinco por ciento. Desde IMEO advierten sobre el problema de los azúcares ocultos que aparecen en los etiquetados con los sobrenombres como: concentrado de zumo de fruta, miel, lactosa, glucosa, jarabe de maíz de alta fructosa, sacarosa, dextrosa, jugo de caña, malta, melazas, etil maltol y maltodextrina.
Hacer una hora de ejercicio diario y beber mucha agua. Se debe realizar actividad física deportiva al menos cuatro veces a la semana durante una hora al día. El IMEO aconseja no obligar al niño a practicar deportes que exijan demasiado esfuerzo, sino motivarle a que participe en actividades deportivas y juegos en equipo que ayuden a la socialización y sean buenos para su autoestima.
Pasar menos tiempo delante de una pantalla. Según algunos estudios, los niños pasan una media de dos horas y media al día viendo la televisión, jugando al ordenador o a otros dispositivos móviles. Para mantenerse físicamente activos, al menos durante la hora diaria recomendada, conviene que dediquen ese tiempo a salir a caminar, a correr, a nadar o a montar en bici.
Enseñar a los niños la cultura nutricional. Rubén Bravo aconseja darle al niño la cantidad de comida justa y no ofrecer los alimentos como premio o castigo, ya que podría asociar los dulces como alimentos buenos y las frutas y verduras como malo.
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comiendo saludable,aser ejercicio,comer a tu hora,no comer comida chatarra