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Respuesta:El avance del COVID-19 ha llevado al Gobierno Nacional a tomar medidas que apunten al achatamiento de la curva de contagio y el aislamiento social preventivo y obligatorio es una de ellas. ¿Pero qué impacto puede tener la cuarentena en nuestro modo de vida? ¿Y hasta qué punto esos cambios pueden afectar nuestro sistema inmune?
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Respuesta:
El avance del COVID-19 ha llevado al Gobierno Nacional a tomar medidas que apunten al achatamiento de la curva de contagio y el aislamiento social preventivo y obligatorio es una de ellas. ¿Pero qué impacto puede tener la cuarentena en nuestro modo de vida? ¿Y hasta qué punto esos cambios pueden afectar nuestro sistema inmune? Estas fueron las preguntas que las nutricionistas María Marta Andreatta y Daniela Defagó, investigadoras del CONICET y María Emilce Sudriá, jefa del Servicio de Alimentación del hospital 4 de Junio “Dr. Ramón Carrillo” de la Provincia de Chaco, se propusieron responder en torno a los hábitos alimentarios.
El estudio exploratorio, que por el momento cuenta con resultados preliminares, se publicó de forma on line desde el inicio de la cuarentena y tuvo por objetivo registrar las prácticas alimentarias de personas que consumen carnes y aquellas que cumplen una dieta vegetariana durante el aislamiento. “Registramos que así como cambia la rutina en el período de encierro, se modifican también los hábitos alimentarios”, declara María Marta Andreatta, investigadora adjunta del CONICET en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS, CONICET-UNC).
La investigación que, durante los primeros doce días de cuarentena registró la respuesta de 2518 personas, en su mayoría pertenecientes a la población que consume carnes, refleja un incremento de la preparación de comidas caseras en aproximadamente el 50 por ciento para ambas poblaciones, mientras que apenas el 2 por ciento de los encuestados declaró recurrir al delivery con mayor frecuencia, un aspecto considerado como positivo por las responsables del estudio.
“Si bien el mecanismo de acción del COVID-19 continúa descifrándose, existe evidencia científica que comprueba que el ingreso del virus al organismo produce una cascada de sustancias proinflamatorias que agreden, al mismo tiempo, al propio sistema. Por este motivo la respuesta inmune debe encontrarse equilibrada”, señala Defagó. Numerosas investigaciones ya han demostrado que la nutrición cumple un rol fundamental para el correcto funcionamiento del sistema inmune e “incorporar nutrientes a la dieta diaria puede ayudar a contrarrestar los efectos inflamatorios producidos por algún agente infeccioso”, destaca la científica.
El aumento del estrés, la ansiedad a causa del aislamiento, así como las razones económicas y aquellas que devienen de las dificultades de acceso a los puntos de venta son algunas de las hipótesis que consideran las responsables del proyecto para explicar el evidente cambio en los hábitos alimentarios. El futuro de la investigación estará centrado en aquellos alimentos que se relacionan directamente con la inmunutrición en los grupos considerados de riesgo frente al COVID-19. Al término de la cuarentena se prevé el análisis de la encuesta por provincia, edad, sexo y grupos etarios, con el cruce de metodologías cualitativas que aporten claridad sobre el impacto del aislamiento en épocas de pandemia.
Si bien se trata de una situación excepcional, no es la primera vez que un virus se propaga desde poblaciones animales a poblaciones humanas: “Es un buen momento para reflexionar de qué modo nos estamos alimentando y cómo la producción industrial de animales, tratados con antibióticos y hormonas para resistir la crianza masiva y el hacinamiento resultante, impacta en nuestra salud”, concluye Andreatta.
Espero que te halla servido!!!
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