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Respuesta:
Depende del filósofo que hizo referencia a esas 3 cosas por que cada filósofo pensaba diferente y tenía diferente conocimiento de ello
Respuesta:
El Purgatorio es un concepto religioso con especial presencia en la teología católica y la copta. De acuerdo con esta doctrina, el purgatorio no es un espacio físico1 y se define como un estado del alma transitorio de purificación y expiación en el que, después de la muerte, las personas que han muerto en estado de gracia sufren la pena temporal que aún se debe a los pecados perdonados y, tal vez, expiar sus pecados veniales no perdonados para poder acceder a la visión beatífica de Dios.2
Según se cree, debido a que todo aquel que entra en el Purgatorio terminará entrando al Cielo tarde o temprano, el Purgatorio no es una forma de Infierno. Se afirma que las plegarias a Dios por los muertos, la celebración de la eucaristía y las indulgencias pueden acortar la estancia de una o varias almas que estén en dicho estado.
De acuerdo con la doctrina oficial de la iglesia Católica, las penas que se sufren son similares a las del Infierno, pero no son eternas y purifican porque la persona no está empedernida en una opción por el mal. Por eso, el Purgatorio es la purificación final de los elegidos, la última etapa de la santificación.
¡El paraíso! Los atractivos anuncios de viajes nos tientan a escapar a algún “paraíso” lejano donde relajarnos y dejar atrás nuestras preocupaciones. Pero todos sabemos por experiencia que, al volver a casa, los problemas siguen estando ahí, esperándonos.
Sin embargo, la idea de un paraíso nos atrae irresistiblemente. Y no podemos evitar preguntarnos: “¿Es tan solo una bonita fantasía? ¿Por qué nos llama tanto la atención? ¿Se hará realidad algún día?”.
UNA IDEA PRESENTE EN MUCHAS CULTURAS
La idea de un paraíso ha atraído a la gente a lo largo de los siglos. Muchos sintieron curiosidad al descubrir que la Biblia habla de “un jardín de Edén, hacia el este”. ¿Qué tenía de especial ese jardín? El relato dice: “Jehová Dios hizo crecer del suelo todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para alimento”. Se trataba de un lugar idílico, y lo más fascinante de todo era “el árbol de la vida” que estaba en medio de él (Génesis 2:8, 9).
Además, el relato de Génesis menciona cuatro ríos que salían del jardín. Dos de ellos se siguen llamando igual hoy día: el Tigris (o Hiddekel) y el Éufrates (Génesis 2:10-14; nota). Estos ríos atraviesan Irak, que formó parte de la antigua Persia, y desembocan en el golfo Pérsico.
Así pues, no es extraño que el paraíso terrenal sea una parte importante de la herencia cultural persa. Por ejemplo, una alfombra persa del siglo dieciséis, que se encuentra en el Museo de Arte de Filadelfia (Pensilvania, Estados Unidos), muestra un jardín cercado lleno de árboles y flores. La escena tejida en la alfombra refleja la descripción que hace la Biblia del hermoso y exuberante jardín de Edén. De hecho, la palabra paraíso proviene de una antigua palabra persa que significa “jardín cercado”.
En realidad, muchos idiomas y culturas tienen relatos que hablan del paraíso. A medida que los seres humanos se fueron extendiendo por toda la Tierra, llevaron consigo versiones de la historia original, que a lo largo de los siglos se mezclaron con las creencias y leyendas que surgieron en cada lugar. Incluso hoy, casi todas las personas usan de manera natural la palabra paraíso para describir un hermoso paisaje
Explicación:
(por ejemplo, el Naraka del budismo, uno de los seis reinos del samsara)[cita requerida]. Las religiones con una historia divina lineal a menudo conciben el Infierno como infinito (por ejemplo, las creencias del cristianismo), en cambio las religiones con una historia cíclica suelen mostrar el Infierno como un período intermediario entre la reencarnación (por ejemplo, el Diyu, reino de los muertos de la mitología china). El castigo en el infierno habitualmente corresponde a los pecados cometidos en vida. A veces se hacen distinciones específicas, con almas condenadas sufriendo por cada mal cometido (ver como ejemplo el Mito de Er de Platón o el poema de La Divina Comedia de Dante Alighieri), mientras que otras veces el castigo es general, con pecadores siendo relegados a una o más cámaras del Infierno o niveles de sufrimiento (por ejemplo, según Agustín de Hipona los niños no bautizados, aunque privados del Cielo, sufrían menos en el Infierno que los adultos no bautizados). En el islam y el cristianismo, de todas maneras, la fe y el arrepentimiento tienen mayor importancia que las acciones en determinar el destino del alma después de la muerte.