Respuestas
Respuesta:
Las migraciones internacionales en el interior de América del Sur han sido hasta ahora poco estudiadas y reguladas pero están adquiriendo una fuerza creciente.
Resumen: La explosión de la emigración hacia EEUU y Europa en los últimos decenios ha dejado en un segundo plano la migración que se produce entre los propios países sudamericanos, pese a que ésta ha existido de forma ininterrumpida a lo largo de los siglos. Se trata de corrientes migratorias que cuentan con una consolidada estructura geográfica de orígenes y destinos y que presentan un renovado dinamismo en la actualidad, involucrando a más de 2 millones de personas. Su relevancia se acrecienta porque las restricciones a la migración que aplican los países desarrollados fortalecen la alternativa de los destinos más cercanos y accesibles.
A pesar de la cercanía cultural entre los pueblos, la inserción de estos inmigrantes en los lugares de destino se encuentra con dificultades. El hecho de que un importante porcentaje de emigrantes lo sean de forma irregular constituye el motor de muchos abusos y violaciones a los derechos humanos de esta población. Su localización en los principales centros urbanos de los países de destino ha causado una mayor visibilidad de estos inmigrantes, que en gran medida es acompañada de reacciones de discriminación, xenofobia y estigmatización por parte de la sociedad receptora.
Análisis
(1) Las migraciones intrarregionales en Sudamérica: algunas cifras[1]
Los procesos migratorios internacionales siempre han tenido un fuerte protagonismo en los países sudamericanos y de Latinoamérica en general, desde la etapa colonial hasta nuestros días. Basta recordar que entre mediados del siglo XIX y 1914, Argentina y Brasil recibieron 4.600.000 y 3.300.000 inmigrantes internacionales respectivamente.[2] Desde mediados del siglo XX, las tendencias migratorias internacionales en la subregión se modificaron considerablemente. Por un lado, la inmigración de ultramar comenzó a decaer, hasta llegar a la ínfima relevancia demográfica de este patrón migratorio en la actualidad. En las últimas décadas varios de los países de la zona han modificado su tradicional papel de Estados receptores, pasando a constituir países de emisión, o que combinan ambas condiciones. En la actualidad, el principal patrón migratorio del área es la emigración extrarregional, que tiene como primer destino a EEUU, seguido por España, Canadá, Japón e Israel. Para comprender la dimensión de estos movimientos, vale citar que en el año 2010 estaban empadronados en España 2.103.000 inmigrantes sudamericanos.
Como consecuencia del acelerado crecimiento de la emigración de sudamericanos y latinoamericanos al exterior en los últimos decenios, ha quedado en un segundo plano el patrón migratorio histórico que se desarrolla en Sudamérica, conocido habitualmente como “migraciones intrarregionales” y que en la actualidad afecta a más de 2 millones de personas.
Algunas de estas corrientes existían antes de que fueran trazados los límites de los Estados actuales al acceder a su independencia durante el siglo XIX. De ahí que algunos sugieran que estas migraciones representan el testimonio histórico de una unidad económico-política artificialmente desarticulada y, al mismo tiempo, una avanzada de los procesos de integración regional en este terreno.[3] El fenómeno es la consecuencia natural de una historia compartida de relaciones económicas, políticas, sociales y culturales. Además, la antigüedad que poseen muchos de estos flujos ha favorecido la formación y consolidación de redes y circuitos migratorios que permiten su perpetuación fortaleciendo las conexiones, independientemente de los cambiantes contextos económicos de mayor o menor prosperidad.
Dentro del patrón migratorio intrarregional sudamericano se identifican dos subsistemas migratorios: (1) el del Cono Sur, que tiene a la República Argentina como el receptor histórico de corrientes procedentes de los países limítrofes (Paraguay, Bolivia, Chile, Uruguay y, en menor medida, Brasil), a los que se ha sumado Perú en los últimos dos decenios; y (2) el de los países andinos, que tiene a Venezuela como el tradicional destino migratorio y a Colombia como el emisor central, haciendo Ecuador y Perú mínimos aportes.
Según datos aportados por la OIM, Argentina y Venezuela seguían siendo en 2010 los dos principales países de destino no sólo de Sudamérica, sino también de toda América Latina y el Caribe, con 1,4 millones y 1 millón de inmigrantes residiendo en sus territorios, respectivamente. A su vez, constituyen los únicos dos Estados de la región en los que el porcentaje de población inmigrante supera al de emigrantes, ya que el resto de los países sudamericanos constituyen países de emigración neta.[4]
Explicación paso a paso:
Respuesta:
siéntate recto con las piernas estiradas
párate recto
inclina tu cuerpo un poco para adelante
Explicación paso a paso: