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Respuesta:
ahi te va
Explicación:
En los diez años que habían transcurrido desde la conferencia de Ciudad de México, se había obligado a la IPPF a trabajar bajo las restricciones impuestas por el lenguaje de Ciudad de México. Ahora, con Reagan y los Republicanos fuera del poder y el Presidente Clinton comprometido con su causa, IPPF creía que este iba a ser su momento de gloria. Ciento veintiocho de sus trabajadoras iban a ser incluidas en las delegaciones nacionales. Veintidós miembros de Planned Parenthood habían sido designados a la delegación norteamericana. El presidente del comité principal era el Dr. Fred Sai de Ghana, presidente de IPPF. Se suponía que los delegados representaban a los intereses nacionales pero durante la conferencia mantuvieron encuentros cerrados para planear la estrategia.
En el momento crucial de las deliberaciones de la conferencia, el Dr. Sai intentó que pareciera que el Vaticano estaba bloqueando el consenso sobre el lenguaje pro-aborto. Los medios subrayaron la acusación. En efecto, no se había alcanzado ningún consenso sobre el aborto. Los países musulmanes se oponían públicamente a la promoción del aborto, al igual que muchos países de América Latina. Otros países menos vocales estaban encantados con el liderazgo del Vaticano, ya que les evitaba recibir la ira de los países donantes si hablaban en público.
Las partes estaban divididas de forma muy acusada y en un momento parecía que el proceso se iba a romper. Los egipcios, en un intento por salvar la conferencia, sugirieron un compromiso: El lenguaje sobre salud reproductiva y sexual seguiría siendo el mismo en el texto pero se colocaría un chapeau (párrafo de introducción) al comienzo del documento para garantizar la soberanía nacional y la protección de los valores religiosos. Al mismo tiempo que eso solucionaba el problema inmediato, creaba un peligroso precedente.
Los grupos a favor de los derechos pro-sexuales y reproductivos podrían argumentar entonces que los “fundamentalistas” estaban utilizando la religión para oponerse a los derechos humanos. La plataforma afirmó también claramente que la conferencia no estaba autorizada para reconocer nuevos derechos humanos. El lenguaje de México no fue repudiado. En vez de ello, la frase “En ningún caso se promoverá el aborto como método de planificación familiar” apareció en la plataforma en dos lugares separados.
En detrimento de la conferencia, la batalla sobre los derechos sexuales y reproductivos llegó a ocupar el centro del escenario. Los delegados pro-familia no tuvieron tiempo para concentrarse en el capítulo 4, “Igualdad de Género, Equidad y la Potenciación del Papel de la Mujer”, que demandaba “la participación igual y representación equitativa de las mujeres en todos los niveles del proceso político y de la vida pública” y “la igualdad de género en todas las esferas de la vida, que incluyen a la familia y la vida en comunidad”. Debido a que las fuerzas que están a favor de la familia respaldaron con entusiasmo la igualdad de derechos de la mujer, la mayoría no vio peligro en estas secciones. Ocupados totalmente con lo que para ellos eran asuntos de vida o muerte, no se interesaron en buscar nuevos problemas.
El Cairo hizo que el movimiento pro-familia despertase sobre los peligros de una ONU activista. Tuvieron oportunidad de conocer gente de todo el mundo con las mismas ideas y de formar relaciones de trabajo. En particular, ofreció un momento para que cristianos y musulmanes reconocieran que los viejos estereotipos y malentendidos ocultaban su acuerdo básico sobre la importancia de la familia, de la vida y de la fe. Aunque algunos cristianos evangélicos habían acudido a El Cairo individualmente, los grupos importantes no estaban bien representados, algo que un gran número de personas pensó que debía evitarse en el futuro.
Sin embargo, las fuerzas pro-familia consiguieron una gran victoria en El Cairo impidiendo una casi segura coup d’etat de Planned Parenthood y sus aliados. Las fuerzas pro-familia habían podido quedarse al cargo contra un enemigo que avanzaba pero, al final de la batalla, su enemigo no había avanzado un ápice y, aunque no se dieron cuenta en aquel momento, la causa pro-familia perdió mucho en El Cairo. El “género” y la “salud y los derechos sexuales y reproductivos” habían encontrado su forma en un documento de la ONU. Una vez que se aceptaron, con independencia de los requisitos que se fijasen, serían un problema.
Mientras la conferencia llegaba a su final, Bella Abzug y sus amigas, que habían declarado al comienzo que esta era su conferencia, se sentían frustradas y enfadadas por no haber podido lograr la aceptación del aborto como derecho humano. Se retiraron a los bazares y a las atracciones turísticas que le daban fama a El Cairo para calmarse del escozor de su derrota, con la promesa: “Esperen al próximo año. Lo que no hemos conseguido aquí, lo lograremos en Beijing”
Respuesta:
En los diez años que habían transcurrido desde la conferencia de Ciudad de México, se había obligado a la IPPF a trabajar bajo las restricciones impuestas por el lenguaje de Ciudad de México. Ahora, con Reagan y los Republicanos fuera del poder y el Presidente Clinton comprometido con su causa, IPPF creía que este iba a ser su momento de gloria. Ciento veintiocho de sus trabajadoras iban a ser incluidas en las delegaciones nacionales. Veintidós miembros de Planned Parenthood habían sido designados a la delegación norteamericana. El presidente del comité principal era el Dr. Fred Sai de Ghana, presidente de IPPF. Se suponía que los delegados representaban a los intereses nacionales pero durante la conferencia mantuvieron encuentros cerrados para planear la estrategia.
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