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Respuesta:
Para todos los practicantes de yoga, pero principalmente para los principiantes, las posturas de equilibrio son, generalmente, consideradas las más difíciles de ejecutar, particularmente las de equilibrio en un sólo punto de apoyo.
Incluso las posturas de equilibrio más sencillas como Vrksásana o Ardha Chandrásana, exigen toda nuestra atención y focalización cuando las estamos ejecutando. Tan pronto como nos desconcentramos y perdemos nuestro punto de focalización, caemos! La caída puede provocar una sensación de frustración, pero es inevitable, forma parte del aprendizaje!
En este artículo vas a conocer los beneficios que la práctica de estas posturas te pueden traer, aprenderás de qué forma puedes mejorar su ejecución y tomarás conciencia de como los diferentes factores técnicos de estas posturas pueden contribuir para dificultar o facilitar la ejecución y el control de las mismas.
Posturas de equilibrio – Beneficios
– Desarrollan el equilibrio y la coordinación asimétrica del cuerpo.
Uno de los desafíos más relevantes que las posturas de equilibrio nos presentan, está relacionado con volver consciente la coordinación de la acción muscular con la ausencia de tensión física y mental, para equilibrar el cuerpo y mantener la mente focalizada.
Este aspecto es especialmente importante no sólo para el progreso en la práctica de yoga, sino como también para nuestra vida diaria.
Normalmente, en el día a día, no tenemos consciencia de cómo permanecemos de pié, ni de como distribuimos el peso, de forma desigual, por los dos pies. Ello contribuirá para que, a lo largo del tiempo, se desarrolle un conjunto de asimetrías y desequilibrios a nivel de los sistemas muscular y esquelético.
Tadásana, postura básica de las posturas de pié, es una vez más, extremadamente importante, no sólo por las razones que ya hemos apuntado anteriormente (consulta nuestro artículo anterior sobre las posturas de pié), sino porque nos va a permitir ejecutar con más consciencia y eficacia las posturas de equilibrio.
Cuando ejecutamos Tadásana correctamente, conseguimos tener la percepción de cómo distribuimos el peso del cuerpo sobre los dos pies y, normalmente, como ya hemos comentado, el peso se encuentra distribuido de forma desigual. Tenemos tendencia a apoyarnos más sobre la pierna que tenemos más fuerte: generalmente la pierna de impulso, la pierna en la que nos apoyamos cuando permanecemos de pié, la pierna que utilizamos para iniciar el movimiento de subir una escalera.
Teniendo esta percepción, podemos entonces corregir la postura.
Todas las posturas de pié son, en el fondo, posturas de equilibrio. Cuando nos ajustamos en posturas de pié con el peso del cuerpo apoyado sólo en una pierna, la exigencia en términos de mantenimiento del equilibrio aumenta, lo que potencializa también las sensación de dificultad de ejecución.
En las posturas de equilibrio de pié sobre sólo una pierna, y en el caso de que tengamos una asimetría entre el lado derecho y el izquierdo, es natural que sintamos más facilidad en permanecer en la postura con la pierna que tenemos más fuerte, y más dificultad sobre la otra pierna (la sentimos más débil e inestable). Entonces debes procurar fortalecer la pierna ( el lado ) que está más débil, permaneciendo, por ejemplo más tiempo en la postura, cuando utilizas esta pierna como base de apoyo.
– Contribuyen para la consciencialización de una correcta alineación corporal
Cuando te ajustas en una postura y sientes que vas a perder el control de tu equilibrio, eso significa que no estás consiguiendo alinear el centro de gravedad de tu cuerpo con el campo gravitacional de la tierra. Una o más zonas de tu cuerpo pueden no estar conscientes, por lo que quedan incorrectamente ajustadas y alineadas, lo que provocará tu inquietud y desequilibrio.
Para equilibrarte en las posturas en las que te apoyas sobre una pierna, debes usar las leyes de la física, tal y como haces para equilibrar los 2 platos de una balanza (de las antiguas, no de las modernas digitales!!!) teniendo como punto de equilibrio la base central de apoyo entre los dos platos de la balanza:
Si alineas tu centro de gravedad directamente sobre la base de apoyo, el pié, consigues el equilibrio.
Sin embargo, esto no es así tan simple, pues el hecho de nos ser rígidos como una balanza (lo que está bien!) y tener que usar diferentes partes del cuerpo, lo vuelve todo más complejo.
Consulta más adelante el apartado de los consejos de práctica, para que compruebes como puedes mejorar la ejecución de los equilibrios sobre un sólo pié.
Explicación:
espero que te sirva