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La forma en la que nos relacionamos con otras personas está moldeada por el entorno en el que nacemos y nos educan y depende del modelo de relaciones aprendido en la familia, adecuadas o disfuncionales. Esto supone una primera socialización que aprendemos en casa, lo que no quiere decir que no se pueda cambiar.
Según explica a Infosalus Fernando Gálligo, psicólogo y autor de 'Mejorando mis relaciones personales. Amistades, Familia y pareja' (EOS, 2015), la postura más errónea es la de pensar que no podemos cambiar la forma en la que nos relacionamos con los demás. "No somos como somos sino como deseamos ser, siempre merece la pena cambiar porque las posturas rígidas puede que sean aceptadas o bien nos lleven a estar solos", señala.
Gálligo comenta que en muchas ocasiones las actitudes agresivas que tomamos ante otras personas pueden derivarse de no aceptarnos a nosotros mismos, por ello aconseja que seamos conscientes de ello antes de rechazar a los otros.