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Respuesta:
El desequilibrio entre neurotransmisores excitadores e inhibidores a nivel cerebral podría ser el origen común de enfermedades psiquiátricas muy diversas como el autismo, la esquizofrenia, la depresión y la ansiedad.
La región cerebral afectada por este desbalance en la neurotransmisión determinaría las diferencias en los síntomas clínicos y la enfermedad concreta, según un estudio publicado recientemente en la revista Cell Reports.[1]
El Dr. Lerma y su grupo ha comprobado que un aumento leve de la expresión del gen GIRK4, esencial para regular la afinidad del neurotransmisor excitador glutamato, conduce a un desequilibrio persistente en la actividad excitatoria e inhibitoria, que repercute en la adecuada respuesta de la amígdala cerebral (región encargada del procesamiento de emociones como el miedo y la ansiedad)".
"Si las alteraciones tienen lugar en la corteza prefrontal podrían causar distorsión en las relaciones sociales o aumento de la agresividad".
"Ha sido una sorpresa la gran repercusión que tiene el cambio en la cantidad que se expresa este receptor en la región intersináptica sobre el comportamiento animal.
Este estudio clarifica la función del receptor en el control de la liberación sináptica de glutamato por un lado, y por otro su influencia sobre la densidad de otros receptores sinápticos, como los más conocidos AMPA".
Explicación:
Respuesta:Existen evidencias científicas de que, en el SNC, participa en funciones como la regulación de la temperatura corporal, en diversos estados emocionales como la ira, o en reacciones de respuesta agresiva así como en el humor, entendido en este como el estado afectivo que se mantiene por algún tiempo y que traslada la disposición en que alguien se halla para hacer algo). También parece intervenir en el sueño, el vómito, la sexualidad y el apetito. Se encuentra claramente relacionado con los estados de depresión y ansiedad.
No debe olvidarse que la serotonina es un mediador en el tracto gastrointestinal y que es muy abundante en las plaquetas sanguíneas.
Entre las funciones fisiológicas que se atribuyen a la serotonina destaca la inhibición de la secreción gástrica, la estimulación de la musculatura lisa y la secreción de hormonas por parte de la hipófisis. Los bajos niveles de serotonina parecen provocar exacerbación del dolor y problemas para dormir, así como estados agresivos, depresión y ansiedad.
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