Respuestas
Respuesta:
La Revolución francesa de 1789, a pesar de ser un acontecimiento enmarcado en un territorio concreto, Francia,
supuso el fin de las estructuras sociales que proponía el Antiguo Régimen en toda Europa. Con ella se consagró la
libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, independientemente de cuál fuera su origen social. Para
demostrar estos aires renovadores que representaban el fin de un sistema político obsoleto, tanto hombres como
mujeres tuvieron que adaptarse a las nuevas exigencias del momento, cambiando para ello sus formas de vestir por
ser éste el signo más claro y visible de las formas de pensamiento. El traje barroco, lleno de ricos adornos y vivos
colores, quedó desterrado para dar paso a los vestidos ligeros y vaporosos que representaban a una sociedad afín a
los valores de Liberté, égalité et fraternité
Explicación:
A lo largo de nuestra investigación hemos comprobado que la moda es una expresión de los cambios
sociales, políticos, económicos y culturales de cada época. Una expresión de las transformaciones
mentales profundas que desarrolla el ser humano a lo largo del tiempo. Encontrar esta relación entre el
traje con el momento vivido no es difícil si se realiza un pequeño análisis. Si durante el siglo XVIII, un
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periodo de artificio y refinamiento dominado por la frivolidad de la Corte, predomina un traje ampuloso y
pretencioso, tras la Revolución Francesa se optará por un estilo más sencillo que no alteraba las líneas del
cuerpo y que se adaptaba al nuevo clima político establecido. Los anteriores vestidos, correspondientes
a una era precedente absolutista, ya no tenían ningún sentido dentro de una sociedad que defendía la
igualdad entre sus ciudadanos.
El estudio de la moda, por tanto, no solamente es el análisis de una u otra determinada prenda de
vestir, sino que se trata de comprender las fluctuaciones generales de las civilizaciones que dependen,
esencialmente, de la acción humana. No podemos separar la moda del sujeto, puesto que desde sus
orígenes, además de cumplir un objetivo funcional a través del cual el ser humano primitivo se cubría para
protegerse contra las inclemencias climatológicas, el traje satisfacía un deseo de representación por el que
el hombre y la mujer se revestían de una segunda piel (López, 2010) que les proporcionaba una identidad,
un estatus y un lugar concreto dentro de las sociedades en las que se enmarcaban. La indumentaria ha
sido uno de los principales agentes que han legitimado tanto las diferencias de clases como los roles de
género que aún perduran en la actualidad, y uno de los objetivos en nuestra tesis ha sido precisamen