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Respuesta:
La comprensión del arte moderno, con su espectacular dinámica, se ha hecho difícil para el espectador, por lo que son necesarios unos principios generales antes de adentrarse en el estudio de los distintos grupos y artistas.
1. Recordar que a partir del Impresionismo, la fotografía significa una suerte de liberación de las finalidades imitativas del arte, pero no de las figurativas. Ya no tiene por qué representar con fidelidad la realidad.
2. Reafirmación de la conciencia de que el valor del cuadro no está ligado a lo que representa sino que es "una superficie plana recubierta de colores dispuestos en cierto orden".
3. Descrédito, por falta de uso, de la perspectiva renacentista como sistema de representación.
4. Sobrevaloración unas veces del dibujo, como en el Cubismo, otras del color, como en el Fauvismo o el Expresionismo, como valores fundamentales de lo geométrico-racional y de lo expresivo-sentimental respectivamente.
5. Paulatina importancia de los materiales nuevos y de las posibilidades derivadas de la tecnología.
6. Declaración constante de individualidad intentando confirmar la propia personalidad creadora más allá de maestros y escuelas, sin darse cuenta de que nunca como ahora los medios de comunicación han hecho más sutiles las influencias y las informaciones.
Esta renovación constante va a ser galvanizada por grupos reducidos de artistas (las vanguardias) que, reivindicando su derecho a la libertad y a la originalidad, proponen una suerte de programas universales, de manifiestos, que se sitúan en un periodo de relativo florecimiento económico (1890-1914), y que agudiza la conflictividad entre los compromisos sociales, humanos y artísticos.
Puede parecer sorprendente el hecho de que en tan corto espacio de tiempo, apenas un cuarto de siglo, se hayan producido tantas evoluciones e involuciones en el terreno del arte, sobre todo teniendo en cuenta que hasta la segunda mitad del siglo XIX, los grandes periodos (Románico, Gótico, Renacimiento, Barroco...) abarcaban cientos de años. La respuesta está en la actitud audaz de los impresionistas que, al romper con todo academicismo, sientan precedente y sitúan a la libertad y a la espontaneidad a la cabeza de los valores plásticos.
Postimpresionismo es un término histórico-artístico que se aplica a los estilos pictóricos de finales del siglo XIX y principios del XX posteriores al impresionismo. Lo acuñó el crítico británico Roger Fry con motivo de una exposición de pinturas de Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent van Gogh que se celebró en Londres en 1910. Este término engloba diversos estilos personales planteándolos como una extensión del impresionismo y a la vez como un rechazo a las limitaciones de este. Los postimpresionistas continuaron utilizando colores vivos, una aplicación compacta de la pintura, pinceladas distinguibles y temas de la vida real, pero intentaron llevar más emoción y expresión a su pintura. Sus exponentes reaccionaron contra el deseo de reflejar fielmente la naturaleza y presentaron una visión más subjetiva del mundo. Todos los artistas agrupados bajo el término posimpresionismo conocieron y practicaron en algún momento los postulados impresionistas.
El nuevo estilo asociaba la técnica a la creación artística y a la contemplación de la naturaleza, al tiempo que rechazaba del impresionismo el culto a lo fugaz, proponiendo como alternativa el análisis de lo perenne. Recuperan la importancia del dibujo, también de la luz, pero también de la expresividad de las cosas o personas iluminadas.
Los artistas principales son cuatro pintores que aportan sus soluciones personales: Cézanne, Gauguin, Van Gogh y Toulouse-Lautrec.
Bajo el nombre de Postimpresionismo se engloban múltiples tendencias y estilos. Viene a ser un crisol de diferentes técnicas y objetivos que responden a las inquietudes de los diferentes artistas.
A éstos no hay que entenderlos bajo un estilo unificado y definido, sino que la obra de cada uno de ellos responde a la individualidad de sus planteamientos. Hay una influencia del arte oriental. En 1868 Japón se abre a Occidente, y llega su arte a Europa. Fueron los pintores de la década de 1880 los que vieron en estas obras grandes descubrimientos aptos para renovar el arte:
Se apuesta por la recuperación del dibujo y del trazo a diferencia de lo que ocurría en el Impresionismo. El color se aplica en grandes superficies planas sin matización y sin perder intensidad en la lejanía. Por medio del dibujo se dan las calidades de materia, forma e incluso volumen. Se transmite una visión cósmica a partir de lo mínimo. Se capta el gesto detenido y fijado, coincidiendo con la idea de instantánea. Cobra importancia el dejar sin cubrir.
Hay una nueva organización de espacio: se usa la diagonal y la línea de horizonte se coloca bastante alta, así, las figuras se van escalonando. Se usan diferentes puntos de vista, así, las composiciones pueden resultar asimétricas y descentradas. Se usan encuadres originales.
Explicación: