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Respuesta:L
os datos provenientes del registro de títulos
en las agencias nacionales del isbn han sido,
desde hace varias décadas, el barómetro por
excelencia para cuantificar la producción editorial
de los países y conocer sus características. El propio Cerlalc ha tenido en estos registros una de las
fuentes primordiales para sus investigaciones. Es
más, la recopilación y el análisis de estos datos son
la base de publicaciones como El espacio iberoamericano del libro o el boletín El libro en cifras.
Negar, sin embargo, que los registros del isbn empiezan a verse superados para dar cuenta de fenómenos propios de la irrupción de lo digital sería
necio. No se trata de desdeñar una fuente de información que ha sido y seguirá siendo muy valiosa para hacerse a una imagen del sector, pero sí
de reconocer sus limitaciones. Digo esto a raíz de
la imposibilidad de cuantificar un fenómeno que
diversos analistas señalan como creciente. Me refiero a la autopublicación, al auge de los llamados
autores indie.
De hecho, esta entrega del boletín El libro en cifras
deja en evidencia esta situación. Si nos atenemos
sólo a los registros en las agencias nacionales del
isbn de América Latina, veremos que la inscripción de títulos en formato digital en 2015 (22 por
cada 100) poco ha variado con respecto a 2013. Es
más, entre los agentes editores, fueron precisamente los autores-editores los que menos títulos digitales registraron el año anterior: sólo 18 de cada 100
títulos. Este último dato es especialmente revelador y da fuerza a la idea de muchos analistas de que
buena parte de la producción de los autores indie
no está quedando inscrita en las agencias del isbn.
No es una idea peregrina: la obtención del número
de isbn no ha sido nunca una condición obligatoria para publicar y, ahora, no es siquiera necesario.
Basta nada más hacer un clic para entrar a formar
parte del catálogo de Amazon, a través del servicio Kindle Direct Publishing. Lo mismo ocurre en
las muchas otras plataformas disponibles. El que
la autopublicación no es algo menor lo confirma
la reciente adquisición de la plataforma Wattpad,
que se publicita como “la comunidad más grande
del mundo para lectores y escritores”, por parte de
la editorial Harlequin. Quiérase o no, es un fenómeno que no se puede perder de vista, pues parece
delinear nuevas formas de relacionamiento entre
los lectores y los contenidos.
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