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Respuesta:
En abril del año de 1519, correspondiente al ce acatl xihuitl o “año uno caña” de la rueda calendárica entre los nahuas, la expedición de Hernán Cortés arribó a las costas del imperio mexica, en el actual litoral veracruzano del Golfo de México de Mesoamérica; para los aborígenes la presencia de esos inquietantes seres —procedentes de más allá de los confines del mundo conocido— fue tan insondable como el horizonte donde el cielo (ilhuicatl) se fundía con el mar. Rodeados por una bruma de misterio, cientos de individuos desembarcaron de navíos “grandes como casas”, parecidos a “cerros redondos” que flotaban a la deriva. Ya sobre suelo firme, los intrusos desplegaron un sorprendente arsenal en un alarde de fuego y estruendos.
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En abril del año de 1519, correspondiente al ce acatl xihuitl o “año uno caña” de la rueda calendárica entre los nahuas, la expedición de Hernán Cortés arribó a las costas del imperio mexica, en el actual litoral veracruzano del Golfo de México de Mesoamérica; para los aborígenes la presencia de esos inquietantes seres —procedentes de más allá de los confines del mundo conocido— fue tan insondable como el horizonte donde el cielo (ilhuicatl) se fundía con el mar. Rodeados por una bruma de misterio, cientos de individuos desembarcaron de navíos “grandes como casas”, parecidos a “cerros redondos” que flotaban a la deriva. Ya sobre suelo firme, los intrusos desplegaron un sorprendente arsenal en un alarde de fuego y estruendos.
Los jefes étnicos de los distintos señoríos costeños se crisparon cuando advirtieron que los intrusos iniciaron su movilización tierra adentro en un contingente compacto. Atónitas, las poblaciones nativas fueron espectadoras de la inusitada invasión que comenzó en sus territorios. Ellas presenciaron impávidas las primeras maniobras militares de esa potencia desconocida, la cual, sin sospecharlo, llegaría a colapsar en muy breve tiempo la milenaria civilización de toda esta parte del nuevo mundo.1
Un mes atrás, incalculable ya había sido el número de mayas chontales caídos en los campos de batalla de Potonchan y Centla, en Tabasco.2 A partir de ahí, varios gobernantes dinásticos (tlatoque en nahuatl, plural de tlatoani) murieron junto a sus aguerridos pueblos en defensa de sus señoríos o tlatacayo (plural de tlatocayotl).3
Habiéndose los tlatoque de algunos señoríos sujetado en obediencia a los españoles, se les compelió a uno de los primeros trabajos impuestos a su nueva condición de vasallaje. Fueron obligados a incorporar escuadrones de guerreros a la pequeña hueste europea como cautiva fuerza bélica en las campañas de conquista emprendidas en nombre del rey de España.
Explicación:espero que me des unas corinita