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Desafección política
El uso del término desafección, tanto en las áreas superiores de los estudios de las ciencias sociales y educativas, como en política, hace referencia a la condición principalmente emocional y pasional, de ausencia de sensación de pertenencia al grupo, sentirse a disgusto en la comunidad política, falta de representación, privación de recursos políticos, falta de confianza, etc.
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Se refiere a un sentimiento persistente de extrañamiento respecto a las instituciones, valores y líderes políticos existentes, y que tiene como consecuencia que los ciudadanos se consideren a sí mismos forasteros o intrusos. No obstante, el término desafección alude a un conjunto de sentimientos mucho más difuso.
La desafección política también está relacionada con la sensación de falta de poder y con la eficacia política, el sentido de la falta de poder y de la eficacia política que se refiere a la percepción del individuo de sus capacidades para entender la política e incidir en ella, y se considera relacionado con la disposición a participar en acciones política la eficacia política alude a una percepción subjetiva de la influencia personal, y no de la incidencia real objetiva. Prewitt, (1977)[1]. Las percepciones de eficacia política personal, están asociadas a la participación electoral. Campbell, Gurin y Miller (1954)[2] lo describen como la capacidad de comprensión e influencia de los ciudadanos singulares en los asuntos de gobierno.
Desde otra perspectiva consideran Montero et al (1994)[3] la desafección política como una especie de síndrome, y afirman que sería posible situar sus síntomas en un continuo que fuera desde un polo positivo de ciudadanos completamente integrados y con fuertes sentimientos de cercanía a su sistema político, que pasando a través de puntos intermedios caracterizados por un cierto desapego respecto a elementos significativos del régimen, y que alcanzaría un polo negativo definido por una hostilidad completa hacia el sistema político y un consecuente alejamiento del mismo. Entre los síntomas más importantes de esta gradación se encontrarían el desinterés, la ineficacia, la disconformidad, el cinismo, la desconfianza, el distanciamiento, la separación, el alejamiento, la impotencia, la frustración, el rechazo, la hostilidad y la alienación. Existen por tanto dos perspectivas, una más institucionalista y otra desde el punto de vista del comportamiento político, objetando que la desafección política genera tanto la no participación en política como el surgimiento de la participación no convencional.