• Asignatura: Informática
  • Autor: jonatanbarrientosram
  • hace 6 años

resumen del testimonio de Arturo Hernández

Respuestas

Respuesta dada por: dulceadriana15
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Respuesta:

Es la primera vez que me veo en la necesidad de hablar de mi persona, de mi obra; nunca antes lo había hecho, pero es cosa del desarrollo del programa de este Encuentro. Mi historia es bastante triste. Nací en una de las más apartadas márgenes del río Ucayali, entre la jungla y el pantano. Fui víctima de una frustración: mi abuelita paterna tenía esperanza de enviar a mi padre a Lima a la Escuela de Artes y Oficios, cuya existencia conocía. En esas apartadas regiones la máxima aspiración de los escasísimos habitantes de las márgenes de los ríos era tener un hijo egresado de esa escuela. La universidad no existía para ellos porque la creían inaccesible. Mi padre defraudó a mi abuelita y se casó con mi madre contra su voluntad y, cuando me quedé huérfano de madre, mi papá me puso al cuidado de la abuelita que descargó sobre mí todo el odio que tuvo por mi madre. Me ponía a temblar cada vez que veía a la abuelita con el látigo en la cintura, y eso era cuando menos tres veces a la semana, arremetía contra mis espaldas de niño, repitiendo su estribillo de siempre: “para que seas más dócil, humilde y no te parezcas a tu madre”. Cada vez que me sorprendía leyendo cuanto encontraba, y que en esas soledades era muy poco, me caían sus golpes diciéndome: “sólo piensas en ociosidades, te voy a hacer doctor a punta de palos”. Me apasionaba leer  y me gustaba la carrera militar. Cierto día pasó por el lugar uno de los vapores fluviales cargado de soldados.

Explicación:

Cada vez que llegaba mi padre de sus largas ausencias de extractor de goma elástica, la abuelita le daba los peores informes sobre mi conducta: “es un haragán, se mete al monte por no hacer nada y se sube a los árboles a leer cuanto hay y en las noches incursiona por la cocina y se come todo”. Recuerdo que por entonces me invadió una gran melancolía, pero nadie supo que lloraba en mi soledad. Tendría yo ocho años de edad cuando fugué. Mi padre me hizo per-seguir y me capturaron. Mejor es que callé lo que entonces me ocurrió. La segunda vez que fugué ya no volvieron a encontrarme. Me dediqué a la extracción de la goma elástica y me convertí en un verdadero selvático; impelido por la audacia, solía atravesar sectores de la selva por la noche, por instinto sabía la proximidad de los cuerpos peligrosos, y podía detener el pie antes de dar la pisada fatal. Recuerdo que una vez estuve perdido en una selva inundada.


Jasminzapata1023: te dijo resumen no todo el texto
dulceadriana15: entonces has tu resumen
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