Respuestas
Respuesta:
No olvides que el moretón no solo queda en la piel de la persona,si no también en el corazón de aquello.
Respuesta:
vLas amenazas: producen miedo, sumisión y sentimiento de hostilidad.
-Las órdenes autoritarias: sólo demuestran autoridad.
-Las críticas mal formuladas, en las que se ataca a la persona sin especificar qué debe modificar de su comportamiento.
-Los nombres denigrantes, los insultos, que etiquetan al otro.
-Los “deberías” o “tendrías que”. Son expresiones dogmáticas, que generalizan, obligan, someten sin dejar que la otra parte tenga una opinión alternativa.
-Los elogios manipulativos con el fin de engatusar a alguien para que haga lo que tú deseas.
-Consejos no requeridos cuando la otra persona solamente desea que la escuchen.
-La sinceridad no controlada. No necesariamente necesitamos decir todo lo que se nos cruza por la mente. Hay que hacerse varias preguntas: ¿por qué quiero decir esto? ¿Tendrá una finalidad, la persona cambiará? ¿El otro desea oírlo? ¿Gano más que pierdo? ¿Me sentiré bien dentro de un rato cuando me haya desahogado? ¿O me sentiré peor por no tener autocontrol?
Todos sabemos que son dañinas, que no conducen a nada, pero la falta de formación en habilidades sociales y emocionales, así como los hábitos a la hora de hablar y discutir, nos llevan a repetir patrones de comunicación que no conducen a nada. Copiamos modelos que observamos, nos dejamos llevar por lo que sentimos y los arranques emociones, y no introducimos filtros para controlar el temperamento.
Pedimos a los niños que no griten, pero los adultos sí les gritan a ellos. Pedimos a los demás que se controlen y nosotros no lo hacemos. No se trata solo de lo que no hay que hacer, no gritar, sino de cómo se expresa el enfado o la frustración de forma correcta.
El entrenamiento en habilidades sociales y en técnicas de autocontrol es fundamental para poder expresar lo que deseamos sin hacer daño. No se ha demostrado que expresar enfado en un tono de voz conversacional, sin descalificar, sin elevar el volumen, haga que pierda efecto el mensaje. Hablamos alto, rápido, pausadamente o con agresividad según nos sentimos. A través del contenido y del modo expresamos cómo nos sentimos. Nos saltamos el sistema reflexivo porque la emoción de ese momento, el enfado, la frustración, los celos o la envidia nos hacen sentir mal, sufrimos y creemos que la manera de mostrar al otro nuestro estado emocional es a través del lenguaje y las formas dañinas. Y es una gran equivocación. Lo único que conseguimos con esta agresividad es que el otro trate de defenderse, de elevar el volumen más alto que el otro y de que la discusión se desvíe a otros derroteros.
Explicación:
espero que te ayude