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¿Qué se debe hacer para evitar una tragedia ambiental? El Espectador les preguntó a 10 colombianos sobresaliente qué harían. Estas son sus ideas.
José Yunis
Representante para Colombia de The Nature Conservancy, una de las ONG ambientales más destacadas del mundo. Sus 18 años de experiencia profesional en leyes ambientales y políticas públicas también incluyen trabajo para el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, la Autoridad de Parques Nacionales. Su idea: reducir la ganadería extensiva y aumentar la riqueza pesquera.
Cerca del 40% del territorio nacional, esto es aproximadamente 38 millones de hectáreas, está dedicado a la ganadería extensiva. Una ganadería ineficiente, que se lleva a cabo sin preguntarnos qué tanto vale la pena, sin considerar siquiera si los ecosistemas donde pastan las vacas son apropiados para esta tarea o podrían tener mejor uso. Basta con una visita a los páramos colombianos para descubrir que las pisadas del ganado destruyen el frágil equilibrio de especies que capturan el agua, riegan las montañas y abastecen nuestros acueductos.
La ganadería extensiva, sin control, al vaivén de los caprichos de pequeños, medianos y grandes comerciantes es responsable de buena parte de la pérdida de biodiversidad en Colombia. Es un exabrupto tener una vaca ocupando tres o más hectáreas. Puesto en otras palabras, destruimos tres hectáreas de selva con todas las diferentes especies y árboles para obtener 400 ó 500 kilos de carne. ¡Por favor! Hay mejores técnicas productivas, herramientas para incrementar la productividad.
Por esto reducir a 12 ó 13 millones de hectáreas el territorio asignado a esta actividad económica es una tarea inaplazable si queremos conservar nuestra mayor riqueza como país: la biodiversidad. Se trata, por supuesto, de una idea polémica. Muchos ya se estarán preguntando cómo reemplazar el aporte de proteínas de la carne en la dieta de los colombianos.
La respuesta está en la cuenca del gran río Magdalena que incluye el río Cauca. Tenemos que devolver la pesca a estos grandes brazos de agua. ¿Alguien recuerda la subienda? Por cuenta de la contaminación, la sobreexplotación y la destrucción de ecosistemas perdimos una producción de pesca natural que alguna vez nos entregó hasta 80.000 toneladas de pez al año. Hoy, las redes de los pescadores no sacan más de 8.000 toneladas de peces, que además de estar contaminadas con peligrosos metales pesados, tiende a seguir en franca caída. Lo más grave de todo esto es que Colombia tiene un promedio de pesca paupérrimo de 200.000 toneladas al año incluyendo mar y ríos.
Devolver la pesca al río Magdalena no es sólo ético, sino económicamente razonable y rentable. ¿Cómo hacerlo? Simple control y vigilancia para el manejo del recurso. No es más, no es menos. No puedo evitar pensar que es una de las mayores estupideces de nuestra historia que desequemos las ciénagas de la depresión momposina para poner vacas y no desarrollar su potencial pesquero. Puede ser que esto beneficie a algunos grupos, pero es claro que no beneficia a Colombia.
Entendamos y respetemos nuestros ríos. Es, además, la mejor forma para protegernos de tragedias como las que vivimos por cuenta de la ola invernal. Dejemos ya esa sempiterna costumbre de buscar el ahogado aguas arriba.
Cristian Samper
Director del Museo de Historia Natural del Smithsonian en Washington. Biólogo y creador de una red de más de 200 reservas en Colombia. Diseñó un programa de educación ambiental que se aplica en más de 10.000 escuelas. Colaboró en la creación del Ministerio de Medio Ambiente. Su idea: desarrollar mercados para los servicios ambientales.
La tragedia que afectó miles de familias en la Costa Caribe este año se hubiera podido evitar. El problema surgió cuenca arriba y tiempo atrás. Durante los últimos dos siglos hemos talado la mayor parte de los bosques andinos de las cuencas altas en los ríos Cauca y Magdalena y hemos drenado los humedales del Caribe para dar paso a cultivos y ganadería. Ambos cumplen una función importante en la regulación de los caudales de los ríos en épocas de lluvia. Colombia parece un camarón y se lo está llevando la corriente.
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