Relaciona la concepcion y representacion del mundo que se tenia en la Edad Media influenciada por la biblia con la cultura espacial europea y señala los cambios y las continuidades mas revelantes.
Durante la edad media se tenia un conocimiento incompleto sobre nuestro planeta y para la gente
del común en Egipto, Grecia o Roma, los planetas vecinos como marte, venus, el sol y la luna eran
considerados deidades (diases), pero para las personas estudiosas como Aristóteles consideraba la
existencia de dos mundos, el mundo celeste, lugar de perfección y movimientos eternos y circulares:
y el mundo sublunar o terrestre, de objetos corruptibles e imperfectos.
En este modelo
podemos ver las
ideas de
Aristóteles
donde la tierra es
el centro del
universo y los
planetas y astros
como el sol
Son esferas
que giran
alrededor de la
tierra
Un años más tarde otro griego educado en Egipto llamado Eratostenes (Cirene, 276 a. C.1-
Alejandria, 194 a. C.) comprobó que la tierra era redonda, midiendo la sombre de una vara de igual
tamaño en dos puntos de Egipto: uno al norte y otro al sur, junto al cauce del rio Nilo. Además
calculo el tamallo de la esfera terrestre y falio tan solo por unos 66 kilómetros.
Eratostenes fue un genio que comproba que
nuestro planeta es una esfera, estas ideas eran
conocidas en las escuelas griegas y egipcias. Y
serian retomadas por otro griego llamado
Claudio Ptolomeo (Hermia, 100 d. C.-Canopo,
170 d. C.) Ptolomeo será quien completara
estos estudios y los publicara en un libro que
fue la guia de los marineros durante los mil
años de la edad media, hay que decir que estos
libros se apreciaron mucho en la cultura árabe
y fueron ellos quienes mantuvieron este libro.
Pero Ptolomeo será conocido por explicar el
universo con su modelo geocéntrico, que se
explica a continuación
El sistema geocéntrico de Ptolomeo
En el siglo II d.c., Claudio Ptolomeo planteó un modelo del Universo con la Tierra en el centro. En
el modelo, la Tierra permanece estacionaria mientras los planetas, la Luna y el Sal describen
complicadas árbitas alrededor de ella. El modelo de Ptolomeo se aceptó durante varios siglos.
La iglesia católica es muy importante en
La sociedad de la edad media y aceptara
ell modelo geocéntrico de Ptolomeo, pues
esto explicaba un versiculo de la biblia
dice que el sol se detuvo y el dia se hizo
más largo, además que en la biblia se da
mucha a importancia a la ciudad de
Jerusalén (Ciudad que hasta el dia de hoy
se encuentra en conflictos armados entre
Judios y arabes por el control de la
ciudad) para la Iglesia de la época es el
centro del mundo como nos muestra la
siguiente imagen.
Respuestas
Respuesta:
La conceptualización y categorización del renacimiento ha constituido hasta hace pocos años una viva polémica en la historiografía occidental. Mientras la discusión sobre la posible existencia de un renacimiento europeo o la restricción de este fenómeno a la Península Itálica parece haberse zanjado definitivamente con la definición de los diferentes modelos nacionales de renacimiento, quedan aún facetas en las que la crítica no se ha pronunciado definitivamente. A las fundamentales derivaciones interdisciplinares se unen las numerosas variantes que en la configuración del período introduce su carácter ampliamente europeo y las marcadas diferencias que configuran los renacimientos nacionales, por lo que no resulta hiperbólica la afirmación de que «hay tantos Renacimientos como historiadores suyos»1.
Frente a la consideración del renacimiento como una constante histórica que recurre con características paralelas en la corte carolingia, en el período otomano, en el siglo XII ligado a la renovación del derecho romano y en el Quattrocento italiano2, algunos autores mantienen la negación de la existencia del renacimiento, tal como plantea Lynn Thorndike3. Alterado el mecanismo de significación que une un término a una designación única, se impone la necesidad de una delimitación precisa de lo designado por «renacimiento» y de los rasgos que lo distinguen y lo definen como tal. Una de las vías puede ser la de seguir el camino que, a lo largo de los siglos, ha recorrido el concepto.
La conciencia del cambio
Desde que en 1948 Wallace Ferguson diera a conocer su obra4, se despierta el interés por la dimensión diacrónica del concepto de «renacimiento» y, particularmente, comienza una proliferación de investigaciones destinadas a determinar el grado de consciencia que los humanistas habían poseído sobre el hecho de hallarse en un momento crucial de la historia. El problema fundamental de este empeño derivaba de la propia naturaleza del renacimiento como fenómeno cultural que afectó a todos los sectores de la civilización y a todas las manifestaciones vitales, sin encontrar, en cambio, una formulación teórica que lo definiera e impulsara a partir de una coherencia básica. No nos encontramos con nada parecido a un manifiesto, ni es posible considerar el renacimiento como el fruto de una personalidad individual o de un grupo reducido. Ni siquiera la existencia de figuras monumentales, como la de Petrarca5, que actuó de catalizador de determinados fenómenos, pueden desposeer al renacimiento de su esencial naturaleza colectiva. De ello se deriva la ausencia de una formulación explícita de la perspectiva de sus protagonistas y de una consciencia colectiva del fenómeno que se desenvolvía a su alrededor, convirtiéndolos a la vez en sujetos activos y pacientes del mismo.
A pesar de ello, aunque debamos dudar de que un europeo de los siglos XV o XVI poseyera una intuición aproximada de lo que hoy entendemos por renacimiento, está fuera de cualquier posible cuestión el hecho de que, cuando menos, las mentes más despiertas de estos momentos eran conscientes de que su manera de acercarse a determinados aspectos de la vida o de la ciencia mostraba unas profundas divergencias con la vigente en los años anteriores. No es, sin embargo, fácil determinar con la misma certeza hasta qué punto esta consciencia superaba el nivel de la pura constatación de un hecho aislado o se remontaba a la percepción de un fenómeno general, cuáles eran las causas determinantes de este proceso y si el mismo se traducía en un nuevo concepto de época, en la que el rasgo de consciencia de sus individuos se constituye en rasgo definitorio de la misma.
También acerca del renacimiento se ha subrayado un fenómeno en todos los cambios de estética, en los que siempre los contenidos apuntan antes que las formas la mudanza y los rumbos del nuevo estilo. Así, en el caso español, el erudito cordobés José Amador de los Ríos considera anterior la posesión de las nuevas materias tomadas de la antigüedad clásica a la de las formas derivadas de ella o de la innovación petrarquista, señalando cómo aquéllas se encontraban ya en la época de Juan II, mientras que habríamos de esperar al reinado de los Reyes Católicos e incluso a la posterior figura de Garcilaso para encontrarnos con éstas6. Nada más ilustrativo en este aspecto que la obra del marqués de Santillana, poseedor indiscutible de los materiales aportados por la nueva escuela, pero fracasado adaptador de la forma del soneto.
Explicación: