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Hegemonía británicaEl siglo XIX puede ser considerado el siglo de la hegemonía inglesa o británica, es decir el siglo en que Inglaterra se erige como la principal potencia nivel mundial.
El imperio británico se fue constituyendo a lo largo de los siglos, a través de una serie de fases de expansión relacionada con el comercio, la colonización y la conquista. Esto provoco que en ese país se crearan las condiciones para la revolución Industrial y ésta permitió la consolidación del imperio.
El imperio facilito la extensión de la tecnología, el comercio, el idioma y el gobierno británicos por todo el mundo. La hegemonía imperial contribuyo al espectacular crecimiento económico de Gran Bretaña y al peso de sus intereses en el escenario mundial. El punto de máximo auge imperial, puede situarse entre 1890 y 1910.
La Revolución Industrial había permitido que Inglaterra fuera la única potencia industrial del mundo hasta más allá del siglo XIX. Era considerado el taller del mundo, y produciría de manera tan eficiente y económica que podía vender más barato que los productores locales en los mercados extranjeros. Su moneda, la libra esterlina era la base de las transacciones comerciales internacionales.
En Asia, India fue un territorio importante para Inglaterra, como proveedor de materias primas y mercado para los productos británicos. Este país era gobernado por la Compañía de las Indias Orientales, y posteriormente fueron administrados por la Corona inglesa en1858. La reina Victoria (1837-1901) fue proclamada emperatriz de la India en 1876. Ceilán (actual Sri Lanka) y Birmania se unieron a la lista de territorios británicos en Asia, que se extendían por el este hasta Malasia y, desde 1841 a Hong Kong.
En África, entre 1885 y 1914 Inglaterra tomo bajo su control aproximadamente el 30% de la población africana.
El imperio británico se convirtió en el mejor organizado y poderoso del mundo. En 1887, con la creación de la “Commonwealth”, Inglaterra transformo su imperio en una comunidad de naciones.
La apertura y modernización de Japón
Dentro de las nuevas potencias mundiales del siglo XIX, se encuentra Japón. Estados Unidos de América inició un proceso de expansión que lo llevó a la región del Pacífico asiático; entre sus objetivos se encontraba la apertura de Japón al comercio internacional.
Ante la presión de las potencias extranjeras, y la crisis que vivía el sistema feudal que prevalecía en ese país, en 1866 se inicia un proceso de transformación económica, política y social, conocido con el nombre de Revolución Meiji, la cual representa el punto de partida de la moderna sociedad japonesa. La revolución Meiji fue dirigida por el emperador Mutsuttito, conocido como Meiji. En 1868 se proclamó la Restauración Meiji con el traspaso del poder estatal del shogun, primer ministro de carácter feudal, al emperador. Esto inicio un proceso político económico y social, que condujo a la modernización del aparto del Estado y a la unidad nacional.
La modernización del Japón significó también un proceso de occidentalización de éste país, en Japón se tomó como modelo para los cambios que impulsó, el capitalismo desarrollado en las potencias mundiales de esa época, ubicadas en la región de occidente. El modelo británico sirvió de guía en cuanto al ferrocarril, el telégrafo, las obras públicas, la industria textil, y muchos de los métodos de negocios. Francia por su parte, inspiró la reforma legal y la reforma del ejército. Las universidades tomaron muchos elementos de los ejemplos alemán y estadounidense, así como la educación primaria, la innovación agrícola y el correo. En 1875-1876 fueron empleados bajo supervisión del gobierno japonés entre quinientos y seiscientos expertos extranjeros; y en 1890, unos tres mil.
Este proceso de modernización fue impulsado desde el gobierno y permitió que Japón se convirtiera en una potencia mundial, aunque políticamente, el gobierno rechazó los ideales liberales que fundamentaban los gobiernos de las otras potencias y se mantuvo un gobierno absolutista dirigido por mucho tiempo por el emperador.
La modernización de Japón, junto con el fortalecimiento del ejército, pronto colocó a este país dentro de las potencias imperialistas que buscaban extender sus dominios más allá de sus fronteras.
Los intereses imperialistas de Japón chocaron con los de Rusia, desencadenando un conflicto entre estas dos naciones, del que salió triunfante Japón. Los anhelos imperialistas de éste país pronto lo hicieron involucrarse en conflictos regionales y de carácter intercontinental como la Primera Guerra Mundial.
El imperio británico se fue constituyendo a lo largo de los siglos, a través de una serie de fases de expansión relacionada con el comercio, la colonización y la conquista. Esto provoco que en ese país se crearan las condiciones para la revolución Industrial y ésta permitió la consolidación del imperio.
El imperio facilito la extensión de la tecnología, el comercio, el idioma y el gobierno británicos por todo el mundo. La hegemonía imperial contribuyo al espectacular crecimiento económico de Gran Bretaña y al peso de sus intereses en el escenario mundial. El punto de máximo auge imperial, puede situarse entre 1890 y 1910.
La Revolución Industrial había permitido que Inglaterra fuera la única potencia industrial del mundo hasta más allá del siglo XIX. Era considerado el taller del mundo, y produciría de manera tan eficiente y económica que podía vender más barato que los productores locales en los mercados extranjeros. Su moneda, la libra esterlina era la base de las transacciones comerciales internacionales.
En Asia, India fue un territorio importante para Inglaterra, como proveedor de materias primas y mercado para los productos británicos. Este país era gobernado por la Compañía de las Indias Orientales, y posteriormente fueron administrados por la Corona inglesa en1858. La reina Victoria (1837-1901) fue proclamada emperatriz de la India en 1876. Ceilán (actual Sri Lanka) y Birmania se unieron a la lista de territorios británicos en Asia, que se extendían por el este hasta Malasia y, desde 1841 a Hong Kong.
En África, entre 1885 y 1914 Inglaterra tomo bajo su control aproximadamente el 30% de la población africana.
El imperio británico se convirtió en el mejor organizado y poderoso del mundo. En 1887, con la creación de la “Commonwealth”, Inglaterra transformo su imperio en una comunidad de naciones.
La apertura y modernización de Japón
Dentro de las nuevas potencias mundiales del siglo XIX, se encuentra Japón. Estados Unidos de América inició un proceso de expansión que lo llevó a la región del Pacífico asiático; entre sus objetivos se encontraba la apertura de Japón al comercio internacional.
Ante la presión de las potencias extranjeras, y la crisis que vivía el sistema feudal que prevalecía en ese país, en 1866 se inicia un proceso de transformación económica, política y social, conocido con el nombre de Revolución Meiji, la cual representa el punto de partida de la moderna sociedad japonesa. La revolución Meiji fue dirigida por el emperador Mutsuttito, conocido como Meiji. En 1868 se proclamó la Restauración Meiji con el traspaso del poder estatal del shogun, primer ministro de carácter feudal, al emperador. Esto inicio un proceso político económico y social, que condujo a la modernización del aparto del Estado y a la unidad nacional.
La modernización del Japón significó también un proceso de occidentalización de éste país, en Japón se tomó como modelo para los cambios que impulsó, el capitalismo desarrollado en las potencias mundiales de esa época, ubicadas en la región de occidente. El modelo británico sirvió de guía en cuanto al ferrocarril, el telégrafo, las obras públicas, la industria textil, y muchos de los métodos de negocios. Francia por su parte, inspiró la reforma legal y la reforma del ejército. Las universidades tomaron muchos elementos de los ejemplos alemán y estadounidense, así como la educación primaria, la innovación agrícola y el correo. En 1875-1876 fueron empleados bajo supervisión del gobierno japonés entre quinientos y seiscientos expertos extranjeros; y en 1890, unos tres mil.
Este proceso de modernización fue impulsado desde el gobierno y permitió que Japón se convirtiera en una potencia mundial, aunque políticamente, el gobierno rechazó los ideales liberales que fundamentaban los gobiernos de las otras potencias y se mantuvo un gobierno absolutista dirigido por mucho tiempo por el emperador.
La modernización de Japón, junto con el fortalecimiento del ejército, pronto colocó a este país dentro de las potencias imperialistas que buscaban extender sus dominios más allá de sus fronteras.
Los intereses imperialistas de Japón chocaron con los de Rusia, desencadenando un conflicto entre estas dos naciones, del que salió triunfante Japón. Los anhelos imperialistas de éste país pronto lo hicieron involucrarse en conflictos regionales y de carácter intercontinental como la Primera Guerra Mundial.
uziellopez:
que preguntas puedo hacer con el tema de la hegemonía britanica
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