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Un nuevo movimiento envió al espejo una cantidad de luz destinada a conducir un gesto agradable, pero el regreso simultáneo de aquella luz le trajo -contrariando sus propósitos-una mueca grotesca.
Calculando que en tres minutos estaría terminado el trabajo, levantó el brazo derecho hasta la altura de la oreja derecha , haciendo de paso la observación de que nada debía resultar tan difícil como afeitarse en la forma en que lo estaba haciendo la imagen del espejo.
Con precisión y ligereza —el matemático y el artista se mostraron los dientes— subió la hoja de adelante hacia atrás , hasta la comisura izquierda, mientras con la mano izquierda se alisaba la piel, facilitando así el paso de la orilla metálica, de adelante hacia atrás, y de arriba hacia abajo, terminando —ambos jadeantes— el trabajo simultáneo.
¿O sería posible —y el artista, tras una breve lucha, logró desalojar al matemático— que la imagen hubiera tomado vida propia y resuelto —por vivir en un tiempo descomplicado—, terminar con mayor lentitud que su sujeto externo?
Miró la toalla con sorpresa y cerró los ojos, desconcertado, mientras allá, en el espejo, un rostro igual al suyo lo contemplaba con unos grandes ojos estúpi-dos y el rostro cruzado por un hilo cárdeno.
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Explicación:xd