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Salvador Pániker escribe en su Aproximación al Origen: "El hombre es un animal enajenado, víctima del simbolismo de su lenguaje.
Efectivamente. Más que vivir en la Percepción Pura de la Realidadvivimos prisioneros del simbolismo del lenguaje. Nuestra percepción de la Realidad viene filtrada por las categorías de nuestro mundo simbólico. El hombre no domina el mundo simbólico de su lenguaje, sino que es dominado y condicionado por él. Lo que nosotros llamamos Realidad no es más que lo que las categorías de nuestro lenguaje puede asimilar.
Digamos que el carácter relativo del lenguaje primitivo, en su gestación hace miles de años, se ha convertido en carácter absoluto y el hombre actual no sabe percibir más allá de este mundo simbólico absolutizado. Así la cultura se ha formado como proyección social del lenguaje humano y a la inversa se ha convertido en factor determinante en la formación de este mundo simbólico.
No obstante, en todas las épocas ha habido hombres que han intuido una Realidad más profunda y más amplia, más allá de los límites del lenguaje y de la cultura. Se les llama sabios, místicos, maestros espirituales, y concretamente en el caso de haiku, aunque parezca paradójico, poetas.
El lenguaje es por naturaleza profundamente dualista. Surge de la separación de la cosa real y el símbolo que la designa. De esta manera y de un estado original no dual, el hombre pasa a encontrarse separado de la Realidad, ya que el símbolo se interpone. El lenguaje evoluciona al mismo tiempo que la inteligencia. Comienzan a surgir todo tipo de dualidades derivadas: sujeto-objeto, verdad‑mentira, Realidad‑Irrealidad, etcétera.
El lenguaje se va desarrollando a partir de una serie de dualidades fundamentales hasta llegar al sistema simbólico complejo y autónomo de nuestros días.
Pero este proceso iniciado desde el estado pre‑simbólico ‑estado original, no dualista- hasta el mundo simbólico y autónomo del lenguaje actual no fue el mismo en todas las culturas. La cultura occidental ‑greco‑judeo‑cristiana‑ es la que más ha avanzado por este camino, la que ha creado el lenguaje más superestructurado y abstracto y, por lo tanto, la que más se ha alejado del estado pre‑simbólico. De hecho la tradición religiosa judeocristiana, columna vertebral de la civilización occidental, se basa principalmente en el lenguaje escrito.
La intuición y la presencia del estado presimbólico original es mucho más patente en las culturas orientales. Oriente, al mismo tiempo que desarrollaba el mundo simbólico del lenguaje, era de alguna manera consciente de su artificialidad, de sus límites, de la falacia dualista que representaba, y siempre mantuvo un contacto sano con el estado original pre‑simbólico. Por eso, sus lenguas se vieron forzadas y obligadas a ser lo menos concretas y lo más cercanas posibles a la Realidad pre‑simbólica.
El haiku es una manifestación quintaesencia de esta concepción del lenguaje. Lo más importante en el haiku no es “comunicar un concepto a través de unos símbolos". Sino despertar en su autor la conciencia de la No dualidad primordial. Volviendo a Pániker: "El hombre es un animal víctima de lo simbólico. Eso explica la compulsión a imponer su propio código simbólico. Si esbozáramos una fenomenología de cualquier discusión entre humanos advertiríamos la patológica necesidad que tiene cada parte de imponer su visión simbólica de la realidad...
Nada delata tanto la necesidad que tenemos los unos de los otros como nuestras mismas discusiones y querellas. Nos sentimos incomunicados si la otra parte no acepta nuestro sistema simbólico. Somos incapaces de trascender lo simbólico y darnos la mano a un nivel más hondo y real...”
Pues bien, en el haiku el autor, especialmente los grandes maestros, no tratan de imponer nada, no quieren comunicarnos su personalidad o su sistema simbólico.
da corason si te ayudo anonimus
Respuesta:
Noche sin luna.
La tempestad estruja
los viejos cedros.
Pasó el ayer,
pasó también el hoy;
se va la primavera.
Al Fuji subes
despacio —pero subes,
caracolito.