La emergencia del COVID-19 está poniendo a prueba la resistencia física, mental y social de muchas naciones. El contagio se ha extendido rápidamente y a nivel mundial, lo que ha causado una profunda crisis de salud y ha puesto a la economía mundial de rodillas. Como una lupa, también ha revelado las debilidades de la organización social y la vulnerabilidad de muchas personas. Pensemos en las familias que viven en la pobreza, los ancianos, los presos, las personas sin hogar, los migrantes y los solicitantes de asilo, y las víctimas de la trata de personas. Así y todo, el Santo Padre ve en ellos "un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras. Un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo" Estas señales nos dicen que estamos en una especie de encrucijada. Dos caminos se abren, entonces, ante nosotros, dos maneras diferentes de abordar la emergencia. Un primer camino consiste en permanecer inmóviles, esperando que la epidemia siga su curso (pensando que tal vez "tarde o temprano esto pasará") e intentando mantenernos a flote en el pantano de los problemas diarios. Esta resignación se alimenta de la necesidad de seguridad; esta regla de "lógica sustitutiva” nos lleva a pensar solo en cómo adaptarnos a las incomodidades actuales, quizás solo para seguir haciendo lo mismo que antes sin contravenir las restricciones de las autoridades. El otro camino, en cambio, nos lleva a acoger estos tiempos y a cultivar activamente una relación vital con Cristo, y a salir en la búsqueda de aquellos que necesitan nuestra ayuda. Abrazar la "lógica salvadora" del Evangelio es una Iglesia que se moviliza en cada vez más frentes. Muchos católicos, entre tantos otros, se han arremangado y no dudan en darlo todo. Muchísimas iniciativas de caridad dan testimonio del amor de Dios que actúa de manera oculta, Podemos ayudar a mostrar (¡y a ser!) el bello rostro de una Iglesia al servicio de nuestro hermano y hermana, solidaria con su sufrimiento y abierta a sus necesidades. Una Iglesia consciente de ser "Pueblo de Dios" en camino, que afronta con valentía los desafíos del presente, poniendo su esperanza en Cristo ahora y en miras hacia el futuro. En estos tiempos de pandemia ¿Que es lo que realmente cuenta? ¿Cómo podemos lograr el bien común si cada uno posee características distintas? Según el texto hay dos caminos por tomar ¿De qué manera abordas esta situación de emergencia? ¿Sera posible que la Iglesia católica tenga características que la diferencian de las demás iglesias? AYUDA POR FAVOR
Respuestas
Respuesta dada por:
2
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debemos respetar la cuarentena y usar tapaboca y alcohol en gel y guarda aislamiento
OC12:
¿Que es lo que realmente cuenta? ¿Cómo podemos lograr el bien común si cada uno posee características distintas? Según el texto hay dos caminos por tomar ¿De qué manera abordas esta situación de emergencia? ¿Sera posible que la Iglesia católica tenga características que la diferencian de las demás iglesias? esto es lo que se debe de responder
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