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La historia, disciplina que estudia y registra los hechos del pasado en el transcurso del desarrollo de la humanidad, tuvo lugar a partir del desarrollo de sofisticados sistemas de escritura. Antes de que se desarrollaran estos sistemas no era posible registrar con exactitud los hechos en el lugar exacto, el tiempo y el lugar donde ocurrieron, ni describir los personajes involucrados en los acontecimientos narrados.
El hombre, desde sus orígenes, siempre tuvo a su alcance la comunicación oral, expresado en el lenguaje hablado, los ademanes y las gesticulaciones. Los sistemas de escritura que conocemos hoy son el producto de la evolución de los sistemas ideográficos, mnemónicos y pictográficos que se utilizaron hace más de siete milenios, aunque transmitían información, los mismos no se pueden considerar como escritura. Estos sistemas aparecieron en el periodo neolítico, hacia el VII milenio a.c.
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Los sistemas ideográficos y mnemónicos son llamados protoescritura y su desarrollo nos surgió como una invención espontánea, pues se fundamentan en antiquísimas tradiciones sistemas simbólicos. Destaca la escritura Vincha, que muestra la evolución gradual a partir de símbolos sencillos. La tabla de Dispilio es similar a la escritura Vincha.
Las escrituras jeroglíficas del antiguo Oriente Medio (egipcia, cretense, sumeria, protocuneiforme) nacen de los sistemas mencionados, por lo que resulta difícil establecer una fecha, un momento del tiempo en que la escritura se separa de la protoescritura, dicho de otro modo, los paleontólogos no se han puesto de acuerdo para establecer el momento en que la prehistoria se separa de la historia. Conocemos por prehistoria esa especialidad científica que estudia los hechos históricos a través de excavaciones arqueológicas, antes de la invención de la escritura.
Es el desarrollo del comercio, en mesopotamia, lo que hace necesario el desarrollo de nuevos sistemas más sofisticados para satisfacer la necesidad de expresión exacta y fiel que exige el ágil desarrollo de intercambio comercial de la época: las transacciones en tierras alejadas y diferidas en el tiempo necesitaban plasmarse en contratos. Esto explica porque la escritura se fue desarrollando en varios lugares del mundo de forma independiente: Egipto, Mesopotamia, China y Mesoamérica.
Aunque muchos arqueólogos datan la aparición de la escritura desde el IV milenio, el primer alfabeto formal apareció hacia 2,700 a. c. Se trata de un conjunto de 22 jeroglíficos para representar las consonantes del lenguaje egipcio, mas un simbolo 23 que podía representar vocales al comienzo o al final de una palabra. Si bien, el sistema permite ser usado en forma alfabética, fue siempre utilizado como un fuerte componente logográfico, quizás por la complejidad que significaba utilizarlo.
El primer sistema de escritura totalmente alfabético se estima que fue desarrollado a partir de 1850 a. c. por los trabajadores semíticos de la Zona Egipcia del Sinaí. Durante los siguientes siglos fue difundido hacia el norte, a tal punto que muchos alfabetos occidentales provienen de el.
El alfabeto egipcio y el protosinaítico pronto llegaron a Canaán, gracias al gran desarrollo comercial, donde los Fenicios desarrollaron esta escritura hasta convertirla en puramente alfabética, donde cada carácter alfabético, representaba una consonante. Fenicia se encontraba en el centro de las grandes naciones comerciales de la época, con acceso directo al mar mediterráneo, lo que le permitió difundir su relativamente sencillo sistema de escritura por todo el mediterráneo.
La inscripción más antigua del alfabeto fenicio es el epitafio de Airam, inscrito en el sarcofago del rey Airam alrededor de 1,200 a. c. De este sistema de escritura se desprendieron los alfabetos griego, latino, hebreo y Árabe
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