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IDENTIDAD NACIONAL
El Canal de Panamá y nuestra literatura
Fue la presencia excluyente y, en un principio, a perpetuidad, de una potencia extranjera, la
que encarnó en el alma nacional su derecho a ser por sí misma y a exigir que le fuera de vuelto
lo que se le expropió en forma ilegítima. Le costó muchos desvelos a este país sobre ponerse
a la humillación que ello entrañaba y le costó, también, la sangre inocente de muchos héroes
ya registrados a lo largo de nuestra historia. Así, una parte significativa de la poesía panameña
fue emergiendo, como si de un faro guía se tratara, alrededor de estas largas e inacabables
luchas, mezclada siempre por sentimientos encontrados de dolor y de esperanza. Pero,
también fue la chispa que encendió en el corazón de todos los panameños su amor por la
patria, sus deseos de soberanía y de recuperar la dignidad perdida por tan oscura transacción
entre un francés, Phillipe Bunau-Varilla, y el gobierno norteamericano. Casi todo el Siglo XX
estuvo marcado por la lucha nacional en pos de recuperar esa soberanía, la cual tuvo su punto
de inflexión el 9 de Enero de 1964, cuando un grupo de estudiantes intentó izar la bandera
panameña junto a la estadounidense en una escuela de la que fue la Zona del Canal de
Panamá, controlada por Estados Unidos.
Veintidós o veintitrés de ellos, absolutamente indefensos, fueron muertos por las balas del
ejército norteamericano y nuestro gobierno, en un ejemplo de dignidad sin precedentes, se vio
obligado a romper relaciones diplomáticas con Estados Unidos, lo cual propició, poco
después, que se iniciaran nuevas negociaciones para acabar con esa presencia extranjera
enquistada en nuestro territorio y para que el Canal de Panamá pasará, de una vez y para
siempre, a manos panameñas. Eso que sucedió finalmente cuando, en 1977, el General Omar
Torrijos Herrera logró firmar el Tratado que devolvió, paulatinamente, el Canal y todo su
territorio adyacente a nuestras manos y acabó con la presencia norteamericana, siempre
amenazante, en nuestro país.
Poseer un canal interoceánico que atraviesa nuestro territorio centró en la conciencia nacional
y en nuestras letras el eje temático que nos ayudaría a alcanzar nuestra identidad, al tenerque luchar, como objetivo común y nacional, haciendo acopio de toda nuestra determinación,
por recuperarlo de manos extranjeras. Por supuesto, algunos pensarán que esto pareciera
tener que ver más bien con la historia y la geopolítica, pero no con la literatura. Sin embargo,
la lucha panameña por recuperar la soberanía en todo nuestro territorio fue precisamente la
savia de la que se nutrió una parte importante de la literatura a todo lo largo del pasado
siglo. Nuestros escritores, desde todos los géneros literarios, utilizaron su mejor arma: la
palabra escrita, para hacer que la identidad nacional permaneciera viva ante los procesos de
transculturación que nos asediaban desde la colonia fundada por los norteamericanos
a pocas calles de nuestras casas. Así, la literatura se convirtió en el faro que guio las gestas
nacionales y reflejó todo el dolor que produjo la lucha y toda la esperanza que se mantuvo en
alto hasta lograr que finalmente todo Panamá estuviera unido en un solo territorio y bajo una
sola bandera.
Primero, desde la nostalgia, los primeros desarraigos ya eran expresados por nuestra
literatura modernista, la misma a la que le tocó presenciar la llegada de los estados unidenses
y la colocación de la cerca que dividió abruptamente todo el territorio para construir el Canal.
Así tenemos, por ejemplo, el célebre caso de la poetisa Amelia Denis de Icaza (1836-1911),
que dedicó uno de sus poemas a la separación forzada con los elementos queridos de su
juventud. Al Cerro Ancón,
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Respuesta:
IDENTIDAD NACIONAL
El Canal de Panamá y nuestra literatura
Fue la presencia excluyente y, en un principio, a perpetuidad, de una potencia extranjera, la
ue encarnó en el alma nacional su derecho a ser por sí misma y a exigir que le fuera de vuelto
lo que se le expropió en forma ilegítima. Le costó muchos desvelos a este país sobre ponerse
a la humillación que ello entrañaba y le costó, también, la sangre inocente de muchos héroes
ya registrados a lo largo de nuestra historia. Así, una parte significativa de la poesía panameña
fue emergiendo, como si de un faro guía se tratara, alrededor de estas largas e inacabables
entre un francés, Phillipe Bunau-Varilla, y el gobierno norteamericano. Casi todo el Siglo XX
estuvo marcado por la lucha nacional en pos de recuperar esa soberanía, la cual tuvo su punto
de inflexión el 9 de Enero de 1964, cuando un grupo de estudiantes intentó izar la bandera
panameña junto a la estadounidense en una escuela de la que fue la Zona del Canal de
Panamá, controlada por Estados Unidos.
Veintidós o veintitrés de ellos, absolutamente indefensos, fueron muertos por las balas del
después, que se iniciaran nuevas negociaciones para acabar con esa presencia extranjera
siempre, a manos panameñas. Eso que sucedió finalmente cuando, en 1977, el General Omar
Torrijos Herrera logró firmar el Tratado que devolvió, paulatinamente, el Canal y todo su
.
Poseer un canal interoceánico que atraviesa nuestro territorio centró en la conciencia nacional
y en nuestras letras el eje temático que nos ayudaría a alcanzar nuestra identidad, al tenerque luchar, como objetivo común y nacional, haciendo acopio de toda nuestra determinación,
por recuperarlo de manos extranjeras. Por supuesto, algunos pensarán que esto pareciera
tener que ver más bien con la historia y la geopolítica, pero no con la literatura. Sin embargo,
la lucha panameña por recuperar la soberanía en todo nuestro territorio fue precisamente la
transculturación que nos asediaban desde la colonia fundada por los norteamericanos
literatura modernista, la misma a la que le tocó presenciar la llegada de los estados unidenses y la colocación de la cerca que dividió abruptamente todo el territorio para construir el Canal. Así tenemos, por ejemplo, el célebre caso de la poetisa Amelia Denis de Icaza (1836-1911),
que dedicó uno de sus poemas a la separación forzada con los elementos queridos de su