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- El 17 y 18 de noviembre, el autódromo Oscar y Juan Gálvez, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue una fiesta. Más de mil alumnos de escuelas técnicas de todo el país participaron del Desafío construyeron en equipos, junto a profesores. En total, se presentaron 70 grupos y todos vivieron la emoción de ver su auto en la pista, en competencia con otros, y sintieron la adrenalina de las carreras. Hubo varias menciones especiales y premios en distintas categorías, pero los grandes campeones del evento fueron los chicos de la Escuela Técnica 23 Casal Calviño, que se presentaron con el auto número 47.
- No era la primera vez que competían. Ya habían sido parte en las ediciones de 2014, 2015, 2017 y 2018 y esa experiencia hizo que su trabajo fuera cada vez mejor. “Sentimos mucha alegría y emoción, después de tantos años de no ser los ganadores”, describió Guillermo Giménez, uno de los profesores a cargo del equipo y vicerrector de la escuela, ubicada en el barrio porteño de Parque Avellaneda. haber ido más rápido en algunas partes de la carrera. Ahora, las cosas se ajustaron y el resultado fue inmejorable.
- Se realizó la séptima edición del Desafío Eco YPF
- Para eso, dedicaron incontables horas de trabajo. Al principio, cuando se abrió la convocatoria, se anotaron muchos chicos de distintos cursos que querían ser parte del proyecto. En agosto empezó el armado del auto y, con el tiempo, permanecieron los más apasionados por la propuesta. El equipo oficial quedó conformado entonces por Mariano Cortese, Santiago Giménez y Lautaro Grosso, que participaron como pilotos, y Nicolás Marote y Santiago González. Los coordinadores fueron Guillermo Giménez y Alessandro Álvarez, maestro de enseñanza práctica. Durante los meses de trabajo muchos otros alumnos tuvieron intervenciones. Por ejemplo, algunos hicieron trabajos de pintura durante algunos días y luego no pudieron continuar en el equipo oficial porque tuvieron que priorizar sus estudios. Los egresados del colegio también se entusiasmaron con el proyecto y dijeron presente en el Autódromo, para alentar a sus compañeros.
- Los chicos trabajaron en su tiempo libre. Se juntaban después de clases, a las 17.30, los sábados, desde la mañana hasta la tarde, y las últimas semanas, hasta la noche. También se reunieron durante las vacaciones de invierno. El esfuerzo valió la pena. Terminaron el trabajo el 16 de noviembre, a las 22.30, un día antes del gran evento.
- “El éxito es conseguir presentar un auto. Después está la circunstancia de que deportivamente te vaya bien”, definió Giménez. “El gran logro es que los chicos estén orgullosos”, agregó. También destacó la importancia para los ellos de mostrar su trabajo, sacarse fotos con el auto y verlo en la pista, en competencia con los demás.
- El vicerrector de la escuela además comentó sobre la camaradería que se genera en los trabajos de este tipo. Hay una competencia, porque todos quieren ganar, pero la rivalidad no genera peleas entre los equipos, como suele suceder, por ejemplo, en el fútbol. También destacó que en el evento se vio a los jóvenes trabajando por un objetivo en común, con ganas y entusiasmo, lejos, por ejemplo, de actitudes antideportivas como el consumo de alcohol.
- El colegio N° 23 Casal Calviño de la Ciudad de Buenos Aires se coronó campeón de la séptima edición del Desafío Eco YPF.
- Para alguien que no entiende de mecánica, armar un auto es algo imposible. Pero para los alumnos, es una tarea posible. Lo más difícil del trabajo, para los ganadores, fue “generar la transmisión del auto”, en palabras de Giménez. Podría traducirse como lograr que el vehículo funcione bien. Entre otras especificaciones, el docente explicó que es complicado lograr un equilibrio para que todo salga de la mejor manera posible. A la luz de los hechos, este equipo superó la prueba con creces.
- Giménez subrayó la importancia de este tipo de actividades, que hacen que la escuela técnica se diferencie de otras orientaciones que existen en el área media de estudio. “Esto le hace bien a la escuela. Hay un trabajo concreto, un producto que tiene que salir. Es una iniciativa que me parece brillante, genera clima de compromiso y camaradería”, dijo.
- Y cada año, el desafío se renueva. Los chicos se van con ganas de volver a competir. Ahora, el equipo de la Casal Calviño ya está pensando en el auto del 2019 y en cómo mejorarlo. Sin embargo, su mente también está puesta en el premio, que todavía no fue anunciado. En la edición anterior, los chicos viajaron a Liverpool, donde compitieron en el torneo Green Power Education Trust y quedaron segundos en su categoría. La expectativa de los alumnos ahora está puesta ahí y anhelan que les toque algo parecido, para poder representar al país en el exterior.
- “El premio los tiene movilizados”, confesó Giménez, que aprovechó para agradecer a YPF y a los organizadores del Desafío Eco por haber reconocido el esfuerzo de su equipo.
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