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En 1533, a los catorce años, Catalina contrajo matrimonio con Enrique, segundo hijo de los reyes Francisco I y Claudia de Francia. Durante su reinado, Enrique apartó a Catalina de los asuntos de estado en favor de su amante, Diana de Poitiers, quien ejercía una gran influencia sobre el monarca. Sin embargo, la muerte de Enrique empujó a Catalina a la arena política como madre del frágil rey de quince años, Francisco II. A la muerte de este en 1560 Catalina pasó a ser regente del nuevo rey, su hijo de solo diez años Carlos IX, lo que le concedió amplios poderes. Tras la muerte de Carlos en 1574, Catalina volvió a jugar un papel clave en el reinado de su tercer hijo, Enrique III, del cual fue consejera casi hasta sus últimos meses de vida.
Los tres hijos de Catalina reinaron en una etapa de constantes guerras civiles y religiosas en Francia. Los problemas que enfrentaba la monarquía eran complejos y de enormes proporciones. Al principio Catalina hizo concesiones a los rebeldes protestantes franceses, los hugonotes. Sin embargo, nunca comprendió las cuestiones teológicas que impulsaron su movimiento, por lo que más tarde la ira y la frustración la llevaron a aplicar líneas más duras en su política contra ellos.[1] Como consecuencia, llegó a ser culpada de las incesantes persecuciones contra los hugonotes desarrolladas durante los reinados de sus hijos, en particular de la Matanza de San Bartolomé en 1572, en la que fueron asesinados miles de hugonotes en París y por toda Francia.
Algunos historiadores han exculpado a Catalina de las peores decisiones de la corona francesa, aunque las evidencias de su crueldad se encuentran en sus cartas.[2] En la práctica, su autoridad estuvo siempre limitada por las guerras civiles, por lo que sus decisiones políticas pueden considerarse como intentos desesperados por mantener a la dinastía Valois en el trono de Francia. En esta línea, su mecenazgo de las artes también fue un intento de glorificar a una monarquía cuyo prestigio estaba en franca decadencia.[3] Es improbable que sin Catalina sus hijos se hubieran mantenido en el poder,[4] y no en vano los años de sus regencias también se conocen como «la era de Catalina de Médici»,[5] pues de acuerdo con uno de sus biógrafos, Mark Strage, Catalina fue la mujer más poderosa del siglo XVI en Europa.[6]
Explicación:
Te lo hice así para que tengas alguna idea