reseña de la peste negra por Albert Camus
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La peste es una novela del escritor francés Albert Camus (1913-1960). ... Publicada en el 10 de junio de 1947, cuenta la historia de unos doctores que descubren el sentido de la solidaridad en su labor humanitaria en la ciudad argelina de Orán, mientras esta es azotada por una epidemia de peste.
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La narración se centra en la ciudad argelina de Orán, a mediados del siglo XX. Camus nos describe una ciudad activa, fea y monótona, en donde sus habitantes solo piensan en trabajar para enriquecerse y reservan los placeres mundanos para los escasos momentos de ocio de que disponen. Su ritmo de vida es frenético y rutinario.
Sin embargo, algo cambiará abruptamente esa forma de vida y será la aparición de una terrible epidemia que asola la ciudad, barriendo de la calle a cientos de cadáveres diarios. Como dice el narrador, las pestes y las guerras generalmente llegan cuando la gente está más desprevenida, esto es, cuando nadie está pensando en ellas.
La situación es tan grave que la ciudad es puesta en cuarentena, sitiada y rodeada por una estricta vigilancia. Los muros históricos de Orán son el límite que demarca su principio y su fin. Y, dentro de ella, se verá contenida toda la podredumbre humana, aunque también toda su gloria. El viraje en el estilo de vida de los habitantes se hace patente. El miedo hace mella en seguida: «hay los que tienen miedo y los que no lo tienen, pero los más numerosos son los que todavía no han tenido tiempo de tenerlo».
El principal protagonista de la historia es el doctor Rieux. Un médico que trata de contener la enfermedad por todos los medios. Se trata del personaje ético o moral de la novela, el que comprende la situación y trata de luchar desesperadamente contra la misma. Hay otro personaje fundamental también, el periodista Rambert.
Este último personaje guarda todavía más complejidades en su carácter. No es habitante de Orán, sino que estaba de paso en la ciudad mientras que la mujer a la que ama está fuera. Y, de hecho, él trata de escaparse. Pero, debido a la estricta vigilancia, no lo consigue, y permanece ayudando en la medida de lo posible a que la peste no se propague.
Estos son algunos de los picos argumentales de la historia. Pero, en sí, esta sucede principalmente en la descripción que hace Albert Camus del avance de la peste. Describe detalladamente todas las catástrofes que produce, así como los remedios que tratan de aplicar sus habitantes para cortar de raíz este mal.
Se describen las medidas profilácticas y la cantidad de muertes que acontecen, siendo la enfermedad la verdadera protagonista de la novela. Narrado en primera persona, podemos ver cómo la voz acompaña a todos los personajes y lo observa todo desde una perspectiva neutral, sin involucrarse nunca en nada de lo que sucede.
La inmensa mayoría de críticos coinciden en apuntar hacia una misma idea: esa enfermedad es una metáfora del nazismo. Se trata de la propia cloaca moral del ser humano. Un mal olor, una enfermedad moral degenerativa que se va expandiendo por todos los habitantes hasta infectarlos, devorarlos y, finalmente, matarlos a todos. Los muros de la ciudad representarían la propia imposibilidad del ser humano de escapar de su propia realidad. El mal no es, por ello, algo localizado. El mal puede estar en cualquier persona.
La peste es el símbolo que utiliza el autor francés como la metáfora que favorece la conciencia del otro porque es capaz de despertar en muchas personas sentimientos profundos de amor, de solidaridad e interés por los demás que se habían perdido por la mentalidad materialista de la población. A la par de la proliferación de la peste, toda la actividad comercial en Orán también muere. En cambio, resurge de entre las cenizas un sentimiento de fraternidad en beneficio de las relaciones humanas.
Es ese tránsito que nos lleva desde la indiferencia, la pasividad y falta de amor al prójimo hasta la solidaridad humana lo que le confiere una gran carga moral a esta portentosa novela. La enfermedad no afecta solamente al que se contagia con ella, sino a aquellos que permanecen sanos y toman dos actitudes diferentes: el más puro egoísmo y la generosidad sin límites. Uno de los personajes principales, Tarrou, lo describe de este modo: «esa porquería de enfermedad… hasta los que no la tienen parecen llevarla en el corazón.«
Pese a sus diferencias ideológicas, entre Rieux y Tarrou se desarrollará una fuerte amistad. En un momento dado Tarrou confiesa que su aspiración es llegar a ser santo. Para Rieux, por el contrario, lo verdaderamente importante es ser solidario: «Lo que me interesa es ser hombre«, afirma. Y esa afirmación queda remachada por esta otra: «bien sé que el hombre es capaz de acciones grandes, pero si no es capaz de un gran sentimiento no me interesa«. La lucha de Rieux contra la enfermedad es atroz e incansable, y representa una batalla contra el mal.
Explicación:
Mucho texto pero te sirva