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Un pedagogo que intenta instruir a jóvenes con discapacidad cognitiva para que sean empresarios, una madre que perdió a su hija de 4 años a causa de un cáncer y hoy ayuda a los padres que sufren lo que ella padeció, una veterinaria que instruye a niños de población vulnerable para prevenir el maltrato animal, un ama de casa que cuida a los ancianos de su barrio a cambio de nada y una joven diseñadora que recoge alimentos para regalárselos a habitantes de calle.
Estas son algunas de las historias que Citynoticias encontró en Bogotá y que son ejemplo e inspiración para quienes no se conforman con el sufrimiento que llevan a cuestas muchas personas, a las que podríamos hacerles más llevadera su existencia. Se dedican a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, solo el gesto de felicidad y bienestar de los más necesitados. (En video: Vivir para Servir: historias de personas que ayudan a la gente)
Recoge comida para llevarles a los ancianos habitantes de la calle
Rocío León es una joven diseñadora gráfica que dedica un día de la semana para recolectar mercado con sus vecinos y preparar alimentos que cada jueves en la noche les lleva a los ancianos habitantes de la calle que recorren en el centro de Bogotá.
Desde hace 16 años, cuando tenía 11 años de vida, Rocío se vio impulsada a hacer algo por los que pasan hambre y frío en la calle. Desde ese momento nunca ha dejado de cumplir su tarea. Unos 300 indigentes reciben su regalo cada semana.
Rocío dice que nunca parará esta labor, pues quiere contribuir a mitigar el hambre de la gente mayor que no tiene casa ni familia que vea por ellos, “hasta que Dios diga ‘basta’ ”.
La muerte de su hija le cambió el rumbo a su vida
Yipsel se ha ganado el amor de los padres de familia.
Yipsel Bello lleva diez años ayudando a los padres que tienen hijos menores de edad con cáncer. Por su fundación María José han pasado en este tiempo unas 3.000 familias a las que les ha brindado apoyo psicológico, asesoría legal, mercados y tarjetas de Transmilenio.
A su sede acuden padres que han tenido que abandonar su trabajo para poder dedicarse de lleno a salvar a sus hijos.
Esta situación ha golpeado fuertemente su economía.
Además de la ayuda económica que les brinda, Yipsel se ha convertido en una fortaleza emocional para esos padres.
El pago que recibe a cambio, dice Yipsel, “es verlos bien, apreciar la sonrisa de los niños enfermos, recibir su abrazo de agradecimiento. ¿Quién tiene ese regalo?”, dice.
Empresarios con discapacidad cognitiva
Recién salió de la universidad el pedagogo Alfredo Ruiz se asoció con su colega Laura Pardo para poner en marcha una idea que le había rondado en la cabeza desde hacía varios años: conseguir que personas que nacieron con algún problema cognitivo tuvieran las mismas posibilidades laborales que una persona sana.