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A pesar de que una gran mayoría de las personas de este mundo practica alguna religión, la causa del desarrollo de la religiosidad en nuestra especie aún no ha podido ser completamente definida por la ciencia. Los resultados de una serie de experimentos, realizados por científicos de la Universidad Queen de Canadá, sugieren ahora que la religiosidad podría haber surgido para fomentar el autocontrol de los individuos y, con él, algunos comportamientos sociales valiosos. Por Marta Lorenzo.
La religiosidad surgió para fomentar el autocontrol, sugiere un estudio
La gran mayoría de las personas de este mundo practica alguna religión. El pasado mes de julio, una encuesta realizada por Ipso Mori revelaba que siete de cada diez individuos de nuestro planeta es religioso y, el año pasado, la encuesta Gallup constataba que la religión es importante para el 84% de los habitantes de nuestro planeta.
A pesar de la importancia que la religión parece tener para nuestra especie, hasta hoy no se ha dado una explicación científica definitiva sobre el fenómeno religioso.
Hay, eso sí, diversas teorías que señalan como origen de dicho fenómeno la evolución, la predisposición natural del ser humano a buscar un sentido o la neurología, entre otras causas.
Aceptar lo desagradable
Según publica la web de la Association for Psichological Science (aps), recientemente, psicólogos de la Universidad Queen de Ontario, en Canadá, han propuesto una nueva explicación sobre el origen de la religión e, incluso, han ofrecido algunas evidencias científicas preliminares que soportan su teoría.
El investigador Kevin Rounding y sus colaboradores argumentan que el fin primordial de las creencias religiosas sería mejorar los procesos cognitivos básicos de nuestro autocontrol. Estos procesos promoverían una serie de comportamientos sociales valiosos.
Los científicos probaron esta teoría en cuatro experimentos bastante simples, en los que aplicaron mediciones clásicas del autocontrol.
En el primero de ellos, los investigadores utilizaron un juego de palabras para imprimir en algunos de los participantes (pero no en otros) pensamientos inconscientes sobre religión. Después, les pidieron a todos los voluntarios que bebieran una mezcla de zumo de naranja y vinagre, poco a poco.
A los participantes se les dijo que podían parar de beber en cualquier momento, y que se tomaran todo el tiempo que quisieran. Además, se les hizo creer que se les pagaría una pequeña cantidad de dinero por cada trago que ingirieran del brebaje.
La cantidad que bebió cada participante sirvió en realidad para conocer su autodisciplina. Cuanto más bebieron los voluntarios, mayor era su autocontrol. Los científicos constataron que aquellas personas con pensamientos religiosos en su mente realizaron esta desagradable tarea durante más tiempo que el resto.
Dado que se cree que la sociedad y la religión nos impelen a tolerar muchas cosas que no nos gustan particularmente, en nombre del bien común, los científicos canadienses han interpretado estos resultados como evidencias de la capacidad de la religión de promover un tipo particular de autocontrol.
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