REALIZA UNA LISTA DE 10 NORMAS Y CÓMO LA FOMENTAN.
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Cubrir las partes pudorosas. Esta norma de tipo moral atañe tanto al cuerpo del hombre como al de la mujer, pero en nuestra sociedad patriarcal suele ensañarse más con el de ella. La norma establece que las partes consideradas pudorosas (sobre todo los genitales y el trasero, pero también los pechos de las mujeres) deben mantenerse cubiertas en toda ocasión excepto la intimidad.
La protección de los débiles. Uno de los principios rectores de la vida en sociedad, estipula que los más fuertes deben abstenerse de sacar provecho por encima de los débiles y que la sociedad debe proteger a estos últimos. Se trata de un principio de compasión de índole moral y hasta cierto punto jurídica, ya que el Estado como tal sirve para velar, en teoría, porque los derechos de los débiles no sean violados impunemente por los fuertes.
La distinción de lo ajeno y lo propio. Otro mandamiento fundamental de la vida civilizada, que estipula la distancia entre lo que uno posee y lo que poseen los demás. Esa distancia es insalvable excepto en transacciones específicas y por lo general reguladas, como la compra, el regalo o la cesión, y transgredirla suele considerarse un delito: hurto o robo.
La obligación de saludarse. El saludo forma parte de los mandamientos protocolares más universales de la humanidad, y sostiene que uno debe brindar a quien se encuentra por vez primera en el día un gesto de reconocimiento: un saludo. No es bien visto que uno se comunique con los demás sin acudir a estas fórmulas de cortesía mínima, y de hecho incumplir con ellas puede marcar una diferencia en el trato recibido. Tampoco es bien visto no responder al saludo de otro y suele considerarse una declaración de desprecio u hostilidad.
El juicio a la homosexualidad. Aunque amparada por la normativa jurídica de muchos países, las relaciones amorosas con individuos del mismo sexo siguen siendo un tabú y consideradas inmorales u ofensivas por muchas colectividades humanas. Este es un perfecto ejemplo de discrepancia entre el aparataje jurídico y la visión moral de la comunidad.
Los modales en la mesa. Existen numerosas formas de etiqueta que dictaminan cuál es el comportamiento ideal en la mesa, conforme al contexto social y cultural en que uno se encuentre. Así, una cena de etiqueta impondrá modales más rígidos, mientras que una familiar es más permisiva. Esto puede pasar por el modo de sujetar los cubiertos, hasta principios más elementales como masticar con la boca cerrada.
El respeto a la vida. La mayoría de los códigos jurídicos humanos reserva al Estado, en el mejor de los casos, la administración de la vida y de la muerte en una comunidad. El asesinato despiadado es quizá el crimen más penado en todos los sistemas jurídicos, ya que violenta un principio fundamental de la vida en sociedad que es valorar la vida ajena como la propia. Esto, obviamente, no ocurre en todas las sociedades, y a menudo se asesina por motivos políticos, sociales, económicos y pasionales. Sin embargo, el marco jurídico de cada sociedad contempla también las sanciones a aplicar y el modo en que dicho crimen debe castigarse.
Ocultar las relaciones sexuales. Si bien nuestras sociedades parecen estar muy centradas en lo sexual, uno de los principios morales más comunes vela por el ocultamiento del sexo, que debe tomar lugar en la más estricta intimidad de la pareja. Esto de hecho está tipificado como “ofensa a la moral pública” en muchos códigos jurídicos.
Hacer y respetar la fila. En la medida en que no todos podemos recibir al mismo tiempo los servicios y bienes que deseamos, se impone la necesidad de la fila, la cola o la hilera, es decir, de esperar uno detrás de otro por nuestro turno en orden de llegada, ya se trate de ser atendidos en una tienda, subir al autobús o entrar a un concierto.
El largo del cabello. Una norma absolutamente convencional dicta, en la mayoría de los países, que los hombres deben usar el cabello corto y las mujeres el cabello largo. Esta norma, heredada de tiempos moralmente más estrictos, se ha visto flexibilizada desde hace ya numerosas épocas y por eso hoy en día es posible llevar el cabello como a uno le plazca, aunque también deberá lidiar con la reacción de quienes resulten en esa materia más conservadores que nosotros.